Abajo a la derecha... Arriba al ángulo izquierdo... Bien fuerte con los puños... La mano bien abierta y firme... Vamos chicas, vamos”, se escucha gritar a la arquera de Boca, Laurina Oliveros, mientras no deja de tirarle pelotazos desde diferentes lugares a un grupo de chicas que concurren a Arco y Deporte, la primera escuela de arqueras de toda la Argentina, que fundó junto a su ex colega y periodista Gimena Lepere.
“Si bien la idea se me ocurrió a mí, todo esto no hubiera sido posible sin el apoyo y el trabajo de Laurina Oliveros. Se puede decir que yo fui la madre de la criatura y ella es la que la alimenta con su valioso trabajo”, se adelanta Lepere, antes de contarnos cómo se le ocurrió embarcarse en este inédito desafío. “Yo era arquera de futsal y una fuerte lesión me impidió seguir siendo federada, pero como no podía salirme del fútbol me contacté con Laurina y le tiré la idea de crear una escuela exclusivamente para arqueras. Al principio le pareció una locura, pero después de muchas charlas me dio el sí y acá estamos, disfrutando de este sueño que empezó en junio con apenas cuatro chicas y hoy cuenta con 21 arqueras que sueñan con ser profesionales”, agrega.
Aunque no le quita la mirada de encima a cada uno de los movimientos de sus alumnas, para Oliveros, la flamante portera del líder del torneo de Primera A, más allá de ser un hermoso logro es solo el comienzo de un largo camino por desandar. “Cuando abrimos la escuelita, jamás me imaginé que íbamos a terminar el año con 21 alumnas. Todavía no lo puedo creer. Y si bien estoy muy orgullosa de todo lo que han mejorado no solo en el aspecto físico sino, también, en lo táctico y emocional, todavía tienen mucho por corregir y crecer. Por eso, el año que viene vamos a agregar más días y horas a los entrenamientos. Con apenas tres horas por semana, como lo venimos haciendo hasta ahora, no alcanza para formar verdaderas arqueras profesionales, tal cual es el objetivo que nos llevó a embarcarnos en esta maravillosa aventura”, afirma.
Por eso, si bien les están eternamente agradecidas a los dueños del complejo ubicado en la intersección de la avenida J.B. Justo y la calle Loyola, en el barrio porteño de Villa Crespo, por haber confiado en su arriesgado proyecto, afortunadamente para ellas, necesitan imperiosamente mudarse a uno más amplio. “Todos los días recibimos mails y nos escriben a nuestra cuenta de Instagram jugadoras que quieren sumarse a nuestra escuela, ya no solo arqueras. Por eso, además de estar buscando un nuevo lugar para los cursos que vamos a empezar a dar a partir de febrero (porque lamentablemente este nos quedó muy chico), con Gime estamos evaluando la posibilidad de abrir cursos para los otros puestos de la cancha. La idea es seguir concentrándonos en la formación de arqueras, pero no descartamos abrir nuestra primera escuelita de fútbol femenino. Tampoco descartamos abrir otra escuela en el Gran Buenos Aires y en el interior del país, como por ejemplo en Rosario, donde hay un gran potencial de arqueras y muchísimas cosas por hacer y mejorar. Pero queremos ir de a poco. De atajada en atajada”, dice Oliveros, ante la mirada cómplice de su socia y compañera de aventuras, que se sale de la vaina por sumarse a los entrenamientos, para revivir su gloriosa época bajo los tres palos del club Villa Luro Norte, de la Liga BAFI de Futsal. “El arco es nuestra vida”, remata.