Mientras que dirigentes de la AFA y presidentes de los clubes de fútbol intentan buscar la solución para frenar la violencia que se vive fecha tras fecha en las canchas del país, la situación no mejora. Lejos de buscar exclusividades, los enfrentamientos este fin de semana se dieron a lo largo y a lo ancho del país; en primera, en el ascenso y en el interior; viernes, sábado y domingo; entre la hinchada y con la policía; con todo lo que estuvo al alcance de la mano y con un saldo de más de 100 detenidos y 16 heridos.
El viernes se produjo el primer incidente, durante en encuentro entre Colon y Newell´s, en Santa Fe. En los accesos y en la tribuna se dieron varios enfrentamientos entre los hinchas visitantes y la policía. Una de las técnicas utilizadas fue el piedrazo, lo que dejó un saldo de dos hinchas y siete policías heridos más dos patrulleros destruidos. Por el episodio, el partido se detuvo siete minutos.
Una bomba de estruendo arrojada por la tribuna local, que provocó el desmayo del técnico de Los Andes Mario Rizzi el sábado en la cancha de Brown, terminó con el partido suspendido a los 28 minutos del primer tiempo. La violencia continuó fuera de la cancha y tras peleas y enfrentamientos con la policía, 5 hinchas resultaron heridos y 70 detenidos.
Racing vs. Gimnasia y Esgrima de Jujuy también fue escenario de violencia. Nuevamente el árbitro Daniel Giménez suspendió por 4 minutos el partido luego de una lluvia de piedras, balazos de goma y enfrentamientos entre hinchas y policías. Además, el micro que trasladaba a los jugadores del equipo de Reinaldo Merlo también fue víctima de las piedras.
El domingo no escapó a la furia que desata el fútbol. El clásico local disputado en Pergamino entre Douglas Haig y Juventud fue suspendido a los 28 minutos del segundo tiempo por las, nuevamente, piedras que la hinchada local le arrojaba a sus propios jugadores. En Salta, luego del encuentro entre Juventud Antoniana y Central Norte, Pablo Ibarra terminó con su pierna fracturada luego de una golpiza propinada nada menos que por tres jugadores del equipo perdedor.
Radiografía de un fin de semana como cualquier otro, esta vez con relativa suerte, porque los enfrentamientos no dejaron víctimas fatales. Y así se ve como, mientras unos se echan la culpa a otros, mientras las soluciones se dilatan por conveniencia o falta de determinación, la violencia siempre es un jugador más que sale a la cancha cada fin de semana y que nadie, hasta ahora, ha podido expulsar.