Llega diciembre y, además de la Navidad y el Año Nuevo, se inicia otra liturgia: la de los periodistas especulando con la continuidad o no de Marcelo Gallardo como entrenador de River.
Como viene pasando en los últimos años –casi todos los que lleva el Muñeco al frente del equipo–, en estas semanas predominan las conjeturas, las preguntas inductivas, las dudas y los eternos rodeos sobre qué hará el técnico más exitoso de la historia de River, que tiene contrato hasta 2021, pero al que siempre lo sigue una estela interrogativa, a veces real, a veces ficticia.
Lo curioso de este 2019 es que lo que pasa en River se expandió a los otros clubes. A los cinco grandes los une cierta incertidumbre: ninguno ofrece demasiadas garantías sobre lo que sucederá con los técnicos de cada plantel. No hay una razón, sino varias: resultados electorales, “ciclos cumplidos” o soluciones de apuro son algunos de los factores de esta inestabilidad en las conducciones técnicas de Boca, River, Racing, San Lorenzo e Independiente.
Hay más denominadores comunes que no necesariamente tienen que ver con la condición del técnico, sino con la situación puntual de los clubes. Por ejemplo, Independiente y San Lorenzo terminarán el año con técnicos interinos fortalecidos por los últimos resultados. Después de las apuestas fallidas por Sebastián Beccacece y Juan Antonio Pizzi, Fernando Berón y Diego Monarriz supieron enderezar a los equipos a base de pragmatismo y buenos resultados.
“Si sale todo bien este fin de semana y si más o menos se acomoda la situación, como pareciera que va a pasar, la idea del club es sostener a Monarriz”, dicen desde Boedo, donde confían en que el equipo le ganara a Patronato en el Gasómetro y terminará el año ante su público bajo un clima muy distinto al de hace algunas semanas, cuando el presidente Matías Lammens, el entonces técnico y los jugadores fueron insultados y cuestionados por una mayoría furiosa. Hay un asterisco para Monarriz y su futuro: San Lorenzo tendría elecciones el 14 de diciembre, dado que la propuesta de unidad que encabeza Marcelo Tinelli no se concreta. Quizás, después del 14, el escenario de Monarriz pueda cambiar.
En Independiente ya lo tienen decidido: el año que viene el plantel tendrá a Berón como técnico. Se lo confirmó a este diario su vicepresidente, Carlos Montaña. Hay varias razones para sostener al ex coordinador de inferiores en el banco de Primera: resultados superiores a las expectativas (y a los de la era Beccacece), un amplio conocimiento de los pibes que subieron o que pueden subir al plantel profesional y –quizás esta sea la principal– un contrato bajo que alivia los números rojos de un club cuya tesorería, en el último balance, arrojó un déficit operativo anual de $ 242.257.623.
Clave electoral. La continuidad de Gustavo Alfaro no depende de él, ni de los resultados ni de la economía: depende de las elecciones que se harán este 8 de diciembre en Boca. Según quien gane, el técnico tendrá que irse o podrá negociar su continuidad. Si el triunfo es para Jorge Ameal, el que lo definirá será Juan Román Riquelme. Y Riquelme, aunque lo valora, no sintoniza con las ideas futbolísticas del actual entrenador xeneize. “Boca, cuando contrató a Alfaro, sabía cómo juegan sus equipos. Ese es el juego del entrenador. Hay que reconocerle que logró jugar como él siente el fútbol”, deslizó hace unos días Román.
Ni Eduardo Coudet en Racing ni Gallardo en River recibían cuestionamientos. Pero lo que sí recibió Coudet fue una propuesta tentadora del Inter de Brasil y, ahora, la trama por su sucesión (ver aparte) genera rispideces entre el secretario técnico Diego Milito y el presidente Víctor Blanco. Lo de Gallardo, en cambio, es distinto. Tan distinto que nadie sabe bien qué preguntarle.