“Terminé de creer en Dios cuando los hijos de Olmedo me dieron este papel. Era lo que soñaba”, jura Martín Bossi. Y agrega: “Voy a ser un parlante, una birome, un intermediario entre lo que escribieron y filmen los hijos y lo que la gente va a ver. Seré un medio para comunicar que vean quién era Olmedo”. El ex imitador de Cristina inició los ensayos personales con su coach Emilio Tamer (director de la obra) hace tres meses y contó con una investigación de un mes sin tocar el personaje. Se reunió con los hijos del comediante, sus ex parejas Judith Jaroslavsky y Tita Rouss, Osvaldo Martínez, Chiquito Reyes y varios amigos. Incluso dice que cuando llega a su departamento después de una función ensaya o se queda mirando las películas del actor rosarino. “Todos los días me estoy metiendo en el corazón de este prócer argentino”. Adelanta que en el film no se verán los famosos sketchs, ni el Mano Santa, pero sí estarán Capitán Piluso y Borges y Alvarez. El guión de la película proviene del libro que escribió Marcelo Olmedo sobre las vivencias de Alberto Olmedo. “La vida de lo que era detrás de cámaras, la familia, los amigos, es imposible no llorar. Hasta un finlandés va a llorar.” El largometraje aún no tiene fecha de rodaje, pero Bossi afirma que “se estrenará este año”, pues se conmemoraron 25 años de la trágica desaparición de Olmedo. “El final de la película es tremendo, maravilloso. Suena mal porque el final de la vida de él no lo fue. Todo lo contrario. Fue una de las noticias más tristes que le han tocado al país.”
—¿Llorás en los ensayos?
—No. Lloré al verme como Olmedo cuando me caractericé con poco make up.
—¿Cómo será el cambio de look?
—Me voy a pelar, ya que con muy poquito en la cara se logra lo que buscaron. Tengo mucho de él porque soy negro y flaco y con una cierta melancolía en mi mirada. Es muy emocionante.
—¿Qué fue lo que más te sorprendió de la vida de Alberto Olmedo?
—Era un tipo común. Estoy tratando de buscarle la vuelta, lo nostalgioso que era... La manera en que se murió. Era un gran padre, amigo y, como dijo Graciela Borges, “era un rufián melancólico” y aunque era rosarino era el más porteño de todos.
—Tinelli maneja muy bien las tres cámaras y la improvisación. ¿Creés que tiene un parecido con Olmedo?
—Son tipos que rompen la cuarta pared y saben utilizar muy bien el espacio. El Negro fue el primero que lo hizo y yo diría en este caso que Marcelo es el Olmedo de los conductores. Totalmente.