Contrariamente a lo que muchos podían llegar a suponer tras la buena victoria cosechada por la Selección Nacional de Fútbol ante Nigeria en el debut del mundial de Sudáfrica 2010, Diego Armando Maradona no está tan feliz como se esperaba...
Y esa mesura por parte de quien fuera el mejor jugador del mundo de todos los tiempos tiene dos motivos bien definidos y diferentes: el bajo rendimiento de algunos jugadores argentinos, por un lado, y las “marcas a presión” de su novia, Verónica Ojeda, y de su ex mujer Claudia Villafañe y sus dos hijas, Dalma y Giannina, por el otro, que no le dan respiro en los pocos momentos libres que le deja su trabajo como entrenador del seleccionado argentino de fútbol.
“Diego jamás imaginó que la presencia de Verónica y la de su ex mujer y sus dos hijas le iba a terminar resultando una carga tan pesada, en lugar de un gran apoyo. Si bien Diego está feliz con la presencia de sus seres queridos, todos le exigen más de la cuenta y eso a Diego lo tiene como loco porque no termina de concentrarse en su tarea como entrenador”, revela, desde Sudáfrica, una fuete cercana al entorno del “10”.