Aunque temporaria, una renuncia más sacudió el ambiente del fútbol esta semana. Ariel Ortega, luego de una seguidilla de actos –desaparición, aparición, acuse de enfermedad y confesión- tocó el límite de su resistencia y pidió tiempo. La hinchada de River, sus dirigentes, el plantel, Daniel Passarella y varias figuras del mundo de la pelota entendieron al ídolo, se conmovieron y le ofrecieron su incondicional apoyo.
A pesar de que la primera reacción del técnico de River ante el faltazo fue de indignación, una vez que el problema salió a la luz, el entrenador le ofreció todo su apoyo al jujeño. Durante la media hora que charlaron, previo pedido de perdón, el "Burrito" le pidió ayuda, y Passarella le ofreció, conmovido, todo su apoyo.
Es mucho lo que se especula sobre el problema de Ortega, y si bien nadie lo confirma, allegados sostienen que el delantero tiene problemas con el alcohol. Passarella lo sabría. Asumió el rol de padre protector y le ofreció ayuda: sin importar el futuro futbolístico del jugador, lo citó y parece que lo ayudará a encontrar un especialista para recuperarse.
La decisión de Ortega de afrontar la situación conmovió. " Lo único que quiero y le pido a Dios es que Ariel se recupere totalmente", afirmó Diego Maradona, en total apoyo al jujeño. "A mí no me importa el jugador de fútbol. Puede jugar o no. Pero lo mejor para él lo tiene que decidir sólo él y todos tenemos que estar incondicionalmente a su lado". Quién mejor que el diez para ponerse en el lugar de un astro con problemas de excesos.
Desde las prácticas de Ezeiza también surgieron palabras de contención para el delantero: "Él sabe que tiene el apoyo de todo el plantel", aseguró Víctor Zapata, y agregó que "hay que respetar la decisión que tomó Ariel porque es una gran persona, no hablar mal ni nada porque es una decisión personal y nos toca apoyar”.
Zapata además cuestionó "a los periodistas y a toda la gente que lo mata" a Ortega y enfatizó que "no tiene sentido que lo juzguen porque él tomó una decisión muy buena y hay que apoyarlo". Es evidente que el aval que muestra el mundo del fútbol para con el jugador es fruto del cariño que despertó Ortega durante su carrera.
También desde la vereda de enfrente Ariel recibió palabras de aliento: “ Lo queremos ver jugando. Espero que el Burrito pueda resolver sus problemas”, afirmó a Olé Guillermo Barros Schelotto, figura de Boca.
El futuro de Ortega es incierto, y los dirigentes de River lo saben. Sin embargo, el apoyo al jugador es incondicional. A pasar de que se sabe, no jugará el Superclásico y se especula con que no vuelva a las canchas hasta el 2007, el club le pagará el sueldo y no le rescindirá el contrato. Es evidente que Ariel Ortega, durante tantos años de relación con la pelota, despertó muchísimos más amores que odios.