DEPORTES
Cuando no hay proyecto

Racing, Simeone, Merlo y las paradojas del fútbol

El “Cholo” debió dejar el club para que “Mostaza” ocupe su lugar en el banco blanquiceleste y así levantar el ánimo de los hinchas. Pero ahora Simeone pelea el torneo con Estudiantes, y Racing pena en la mitad de la tabla.

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Vaya paradoja. Diego Simeone debió abandonar Racing para dejarle su lugar al hombre de la estatua, Reinaldo Merlo, que aterrizaba en Avellaneda con el aura de salvador, de hombre a cambiar la realidad de un club que pasaba por una de sus tantas crisis.

Pero a esta altura del torneo la verdad es otra: el que pelea arriba, con momentos de gran nivel de juego colectivo, es el Estudiantes del “Cholo”, mientras el equipo de “Mostaza” no sólo pena en lugares medios de la tabla, sino que ni se sabe qué fútbol quiere cuando sale a la cancha.

El gerenciador Fernando de Tomaso había llegado a Racing para apagar las llamas que carcomía la gestión de Fernando Marín. Pero se necesitaba mucha agua para terminar con el fuego y llamó Merlo, el bombero preferido de la hinchada blanquiceleste. Todo indicaba hasta ese momento que “Mostaza” –campeón en 2001- era el único en poder distender el clima que se vivía en Racing.

Simeone, hincha de la “Academia”, abandonó el fútbol en forma anticipada para calzarse el buzo de DT de un equipo sin rumbo. Pero con la llegada de Merlo debía decirle adiós a un equipo que comenzaba a tomar forma a pesar de los malos resultados. Se fue con la ovación de la tribuna, que, casi en un acto infiel, olvidó por un instante que el que llegaba era el hombre que había terminado con el maleficio que persiguió a la camiseta durante 35 años: no salir campeón.

Así las cosas, Simeone buscó club y encontró su lugar en Estudiantes, adonde llegaba su ex compañero de Selección, Juan Sebastián Verón. Sin haber terminado el Apertura, y aun si -como parece- Boca es el campeón, el equipo del “Cholo” fue el que mostró los mejores momentos de fútbol en el torneo.

Racing, en cambio, navega por los mismos mares de los últimos tiempos. El próximo año volverá a tener nuevas caras, las que seis meses después se irán a otro equipo. Porque así son los tiempos de este fútbol plagado de miserias: como en la cancha, todo es rápido, y en velocidad casi nunca se toman buenas decisiones.

Ya casi nada sorprende, y hasta es probable que, si todo sigue así, sea Simeone el que llegue como bombero para apagar el fuego que Merlo aún no pudo vencer.