Van 29 minutos del primer tiempo y el arquero de Belgrano, Juan Espínola, saca largo, para sorprender a los jugadores de San Lorenzo. La pelota le cae a Uvita Fernández, que se filtra entre los pasivos centrales y con un toque sutil entre las piernas de Facundo Altamirano. Más allá de rapidez de Espínola, la jugada desenmascara una de las tantas falencias del Ciclón. Perder como local con un gol que nació en un saque de arco es para hacer terapia.
Van 36 minutos del segundo tiempo. San Lorenzo busca el empate. Con pocas ideas, pero busca. Belgrano, otra vez, aprovecha: la jugada arranca en al área, dos toques y un centro rasante para que Franco Jara defina, otra vez ante la mirada pasiva de los defensores.
Dos goles como para que el estadio explotara. Y explotó: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, despidieron a los jugadores del Ciclón. Los dirigentes también recibieron lo suyo. La banda de sonido de una temporada lamentable.