Apenas terminó la serie de semifinal de la Copa Davis entre Argentina y Rusia, cuando todavía se escuchaban los gritos de felicidad de Juan Martín del Potro por ese punto fundamental que le dio al equipo albiceleste para alcanzar la final, comenzó entre los gobernadores de Córdoba y Buenos Aires otro partido de tono político y trasfondo económico.
Es que tanto Juan Schiaretti –junto a su vice Héctor “Pichi” Campana- como Daniel Scioli comenzaron a mover sus fichas para lograr la aprobación de la Federación Internacional de Tenis (ITF) y convertirse en la sede de la final, y no escatimaron en estrategias y promesas políticas. Llamativamente, y pese a que los rumores indicaban lo contrario, la pulseada la ganó el ex motonauta.
Mientras Scioli jugó en el silencio por un voto positivo para el Polideportivo Islas Malvinas marplatenses, Schiaretti, luego del aval de la Asociación Argentina, comenzó con el operativo par acondicionar la ciudad para el histórico evento. De hecho, entre los planes se encontraba la reparación de la céntrica plaza San Martín y algunos tramos del área peatonal, todo costeado por la provincia.
El ITF confirmó hoy a Mar del Plata como sede de la final de la Copa Davis entre Argentina y España, que se disputará del 21 al 23 de noviembre. Pese a que los jugadores y el capitán del equipo albiceleste, Alberto Mancini, preferían jugar en el estadio Orfeo de Córdoba, el duelo decisivo finalmente se disputará en el Polideportivo de la ciudad balnearia.
Si bien en un principio Córdoba parecía un horizonte indiscutido, ayer las chances de albergar el megaevento "se emparejaron". Así lo indicó un vocero de la Asociación Argentina de Tenis (AAT) al diario La Voz del Interior. La FIT, que recibió los informes de las dos sedes postulantes, tras minuciosas inspecciones de las mismas, habría objetado como puntos débiles de Córdoba el denso tránsito en la ciudad y la menor capacidad hotelera cinco estrellas respecto de la de Mar del Plata.
