La escenografía (hoy no se puede decir dominguera) era la misma de los partidos en que Vélez jugaba de visitante. Emanuel Alvarez, cariñosamente llamado "El Gordo Ema", una figura conocida en el universo velezano, desparramaba su histrionismo habitual. A su lado, estaba Bernardo Berteni, cuando se produjo el impacto que "pareció un piedrazo", según contaban. "Los que estábamos en el fondo creímos que era un piedrazo, algunos gritaron, nos agachamos y ahí fue cuando vimos al Gordo manchado de sangre en el pecho, gritaba y pedía ayuda...".
En el micro todo fue desesperación, algunos pedían al chofer que se detenga (lo hizo unos 150 metros más adelante), otros que siguieran a un hospital. "Los hijos de puta que nos tiraron iban en un Duna Blanco", contó otro de los hinchas. Otros mencionaban a un Fiat Uno, pero todos coincidían en que "se metió en la villa".
Según pudimos averiguar, los tiros fueron dos. Uno le pegó a Alvarez en la tetilla izquierda y el otro, antes de pegar en el techo, hirió en el brazo a otro hincha. Lo de este no era grave y ya lo dieron de alta.
El suceso fue a dos cuadras de La Quemita, en Perito Moreno y Balbastro. El predio de Huracán está en Mariano Acosta y Balbastro. Los hinchas de Vélez no dudan: "eran de San Lorenzo". Los más pesados, "La pandilla de Liniers", bajaron al regresar en el lugar donde juegan las inferiores de Huracán e hicieron algunos destrozos. La policía tiró algunos gases y siguieron, pero en realidad era una reacción de bronca y no de responsabilidad, porque, reiteramos, la barra de Vélez cree que el ataque fue de "hinchas cuervos". Una historia que, lamentablemente, continuará...