DEPORTES
la rutina de diego

Un mes de amores

Maradona disfruta de su estadia en Gimnasia. Las charlas en estancia chica y como lo ven en el club.

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Gorro. Esta semana, Diego dejó entrar a la prensa a una práctica. | cedoc

Desde aquel domingo 5 de septiembre pasaron ya cuatro partidos, tres derrotas, una goleada reparadora en Mendoza antes del receso breve, decenas de entrenamientos matutinos y vespertinos en el campo de Abasto, y apenas una sola vez el periodismo pudo entrar al lugar donde se trabaja para salir del último puesto del descenso.

“Estamos viviendo días muy especiales, somos muy respetuosos de Maradona, uno se acostaba de chico y en el respaldo de la cama tenía su foto; en el ropero, lo mismo. Fue y es una persona especial, y no caigo que esté entre nosotros”, recalca Mauro Coronato, uno de los dirigentes de Gimnasia y Esgrima La Plata que más gestionaron su llegada.

La tranquera de Estancia Chica, en una zona rural, no es la única entrada para esta estrella mundial sin edad. A 18 días de cumplir 59 años se lo nota dispuesto a ser paciente, sin renegar, más enfocado en lo humano, aunque la procesión va por dentro en esas cámaras exclusivas que lo venden en cada partido.

El psicólogo Gustavo Goñi atiende a PERFIL para dar una perspectiva de su técnica psicoanalítica mezclada con su verba de ex jugador: “Hoy un chico no te presta tanta atención si le hablás de cómo eran Alonso o Morete, por hablarte de dos talentosos, pero de Maradona saben todo. Con Diego, cualquiera puede estar deslumbrado. Es como encontrar el amor de tu vida, que por esas cosas conociste en el extranjero y a pesar de no saber su idioma hacés todo para poder estar y entenderte”.

Destino de llegar a una institución que tiene ese código genético boquense, de garra y de lucha hasta el fin. De encontrar en la misma etapa del club a otros técnicos que dibujaban con la “10”: en la Tercera está Mariano Messera y en la Quinta, Lucas Armando Lobos.

A Diego le encanta hablar de la Selección cuando está en Estancia Chica. Cada día llega sonriente a ese lugar donde terminaron enamorados Márcico, Griguol y Troglio, uno de sus ex compañeros del subcampeonato en Italia 90. El jueves, Maradona recibió a la familia de Pedro y se sacó fotos.

Pasó apenas un mes y las camisetas con su cara y el número que lo simboliza aumentan en la ciudad de los ministerios, donde viven 30 mil paraguayos y uno de ellos le dio alegría a este Diego, que imagina más goles de tiros libres, como le explicó a Víctor Ayala.

Desde Bella Vista llega en una camioneta familiar con Rocío Oliva y su padrastro. A veces bajan otros amigos. “¡Lo que labura!”, festejó un empleado que lo ve dar directrices todos los días. Cambió el humor en Gimnasia. “Nos llevamos bien, como si nos hiciéramos falta”, reflexiona Coronato, vicepresidente del club y fana, que lo tenía en el respaldo de su pieza y hoy lo tiene en su estado de WhatsApp. La cumbia solo es una muestra. La caravana por los barrios, con un micro que se metió por toda la periferia con Maradona y los jugadores, tal vez haya sido una de las mejores expresiones del sentimiento que esta hinchada ya siente por él. Solo va un mes.