DEPORTES
derrota en avellaneda

Un rojo desteñido

Fue un choque de estilos. De ideas, de técnicos y de equipos.

0104_independiente_atletico_fotobaires_g.jpg
A los manotazos. Gigliotti tuvo una noche intrascendente. La salida de Meza resintió el juego del equipo. | Fotobaires

Fue un choque de estilos. De ideas, de técnicos y de equipos. Porque el Independiente de Holan no tiene mucho que ver con el Atlético Tucumán de Zielinski. Pero la solidez a veces se impone por sobre el juego vistoso. Sobre todo cuando el juego vistoso es un lindo recuerdo, y lo que sucede es lo que le sucedió anoche a Independiente: anemia ofensiva, ninguna conexión entre sus mediocampistas y una defensa desbordada.

En ese escenario, Atlético Tucumán se llevó un triunfo merecido, que pudo ser mucho más amplio si no fuera porque la Pulguita Rodríguez, Díaz y otros delanteros desperdiciaron varias situaciones claras.

Lo preocupante para Independiente, más allá del resultado y de que se aleja de la cima, fue el desempeño que tuvo en la segunda parte, ilustrado en la cara de Holan: una suerte de síntesis de enojo y resignación. Antes de todo eso, de ese rostro compungido y de algunos murmullos que bajaron desde la tribuna y la platea, el Rojo había estado mucho más cerca de lo que fue el año pasado. No fue el mismo, está claro, pero al menos en el primer tiempo intentó hacer algo parecido: salir jugando de abajo, desbordar por los costados y llegar con mucha gente. Meza estuvo cerca, Gigliotti no pudo empujar la pelota. Independiente estaba ahí, cerca de marcar, pero no pudo hacerlo.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Luego del entretiempo, lo poco que había construido Independiente se cayó de manera estrepitosa. La defensa, que había salido mal en algunos pasajes del primero, agudizó sus errores y no marcó; Franco encima jugó lesionado. Atlético llegó al gol casi por decantación: fue a los ocho minutos, porque Acosta conectó un centro desde la izquierda. Lo que vino después fue todo de Atlético. El local nunca reaccionó, ni cuando el tiempo para empatar llegaba a su límite. Y ahí, en el límite, en el final del partido, otra vez Acosta gritó gol. Como para que la noche del Rojo quede en el olvido.