La noticia del futuro nacimiento del primogénito de la pareja más famosa de Argentina y Chile se anunció a 11 días de las elecciones presidenciales en las que Menem era candidato. Un acierto mediático potentísimo y que se suponía garantizaría el paso a segunda vuelta del ex presidente. Cuando todo hacía suponer que las dudas sobre su paternidad se habían dejado de lado –fue negado una y otra vez por ambos–, la noticia de la situación del doctor Balmaceda cayó como un relámpago sobre los votantes. Y sobre sus adversarios. En Chile, en tanto, se le restó importancia mediática; en esa época, más que ahora, los medios de comunicación y la prensa de espectáculos parecían obnubilados con cada declaración de la diva y nadie jamás se atrevió a cuestionarla. Ella los tenía a todos en el bolsillo, o bueno… a casi todos.
José Balmaceda es un personaje enigmático. En 1975, apenas se tituló por la Universidad Católica de Chile, tuvo que irse del país como exiliado político del régimen de Pinochet. Seis años después ganó una beca de la Fundación Rockefeller para continuar sus estudios de endocrinología reproductiva en la Universidad de Texas.
En 1984 inventó un procedimiento de fertilización llamado GIFT, el mismo método que fue utilizado para conseguir que Menem, de 72 años, pudiera tener un hijo, y que consiste en extraer espermatozoides de manera quirúrgica en pacientes con poca producción. Luego, en lugar de realizar la fecundación en un laboratorio, éstos se implantan en las trompas de la mujer, como en el proceso natural de fertilización.
A partir de su descubrimiento médico, la comunidad científica reconoció el talento de Balmaceda. El prestigioso Centro de Salud Reproductiva de la Universidad de California lo invitó a formar parte de su staff en 1985, con un sueldo anual millonario. Diecisiete sociedades académicas le ofrecieron una plaza. Fue profesor de honor en las universidades de Madrid y Perugia. Se compró una casa de un millón de dólares y diez años después llegó a ganar casi tres millones de dólares anuales.
Pero todo se derrumbó el 4 de junio de 1995. El periódico The Orange County Register publicó un artículo escalofriante. Un matrimonio, de apellido Challenger, descubrió que los óvulos extraídos para un tratamiento de fertilidad habían sido implantados en el útero de otra mujer sin su autorización. Como ese caso se denunciaron varios, y el buen nombre del hospital se fue a pique. Fueron tres los profesionales implicados en este tráfico de óvulos, y sólo uno de ellos se quedó en Estados Unidos para afrontar el posterior juicio.
Balmaceda regresó a Chile antes de que la Justicia norteamericana formulase cargos contra él. La investigación del Orange ganó el Pulitzer en 1996.
Pero Balmaceda no perdió el tiempo; como si nada sucediese en su vida, comenzó a trabajar en la clínica Las Condes, una de las más importantes de Sudamérica, como es sabido. Mientras tanto, el litigio seguía en Estados Unidos. El FBI estaba ya tras sus pasos. Se descubrió que también había estado implicado en estafas a aseguradoras de salud. El número de pacientes afectados llegaba al centenar en 1997.
En Chile recuperó rápidamente su prestigio. Ya tratado como fugitivo por el FBI, fue capturado en 2001 en el aeropuerto de Buenos Aires, pero, liberado con una fianza, huyó de nuevo. A pesar de estos antecedentes, la familia Menem-Bolocco consideró que el centro de salud donde trabajaba Balmaceda fuera el responsable de lograr que la presidencial dupla tuviera un hijo. Y para ello pagaron alrededor de 150 mil dólares.
El tratamiento fue largo y mucho más complejo de lo esperado. Tras su matrimonio, que se celebró el 26 de mayo de 2001, ella dijo: “Quiero tener una guagua con los ojos de Carlos”. Pero pasaron dos años para que esto se concretara. Fue en septiembre del año 2002 cuando Bolocco tuvo su primera cita con Balmaceda, acompañada de sus padres y hermanos. Luego, a cada cita con él la acompañó su madre.
Los primeros dos intentos con Menem fallaron, por lo que es ahí donde empiezan a crecer las dudas acerca de la paternidad. En entrevista con Víctor Gutiérrez, Zulema Yoma, frente a su hija Zulemita, afirma que “Menem no puede tener hijos por un cáncer del que fue operado”. Revisando antecedentes en Argentina, me topé con una operación en el año 1993. Se habló de complicaciones a la próstata, que fueron un primer antecedente de lo ocurrido en el año 2010, cuando, siendo parlamentario, nuevamente se vio enfrentado a los mismos problemas.
Intenté conversar con los médicos que lo trataron ese año, pero fue imposible conseguir una declaración oficial. Sin embargo, off the record uno de los profesionales de la clínica me comentó que efectivamente Menem tenía, al momento de casarse con Bolocco, una operación “invalidante como futuro padre”.
Al consultar con un especialista, éste confirmó que en una cirugía de prostatectomía radical el paciente resulta infértil, ya que se corta el conducto del semen y con ello también la producción de esperma.
La única manera de que un paciente pueda ser padre luego de esta operación es habiendo guardado semen previamente a la intervención.
En mayo de 2014 viajé hasta Buenos Aires para grabar varias entrevistas para este libro. Una de las conversaciones que tuve fue con Zulema Yoma, ex esposa de Carlos Menem. Intenté hablar con ella sobre éste y otros temas, pero se mostró escurridiza. “Yo no quiero hablar de la señora Bolocco y de su hijo. Tengo suficientes problemas acá con Carlos Menem y lo que le ocurrió a mi hijo por su culpa. Sólo le puedo decir que sí conversé con Víctor Gutiérrez, y si él le dijo eso, pues así debe ser, ¿por qué habría de mentir? Víctor es un buen amigo y siempre he confiado en él. A él le conté muchas cosas y todas son verdaderas”.
Lamentablemente, el momento en que conversé con Zulema fue complejo, ya que recién el FBI daba a conocer nuevos antecedentes sobre la muerte de su hijo Carlos Junior, quien presuntamente había fallecido en un accidente cuando piloteaba su avioneta. Luego de la declaración de Virginia Vallejo, periodista y amante de Pablo Escobar, entregada en mayo de 2014 al FBI, se demostró que Carlos Menem lavaba el dinero del narcotraficante colombiano y que este último mandó a asesinar a Carlitos Junior debido a que el mandatario se quedó con millones de dólares pertenecientes al cartel de Medellín. Finalmente, y producto de esta situación, Zulema no se atrevió a meterse en más líos con su ex y se limitó a confirmar lo que Gutiérrez me contó.
Finalmente, en noviembre de 2003 la diva tuvo a su hijo Máximo. “Se adelantó, bienvenido, bendito sea”, dijo un emocionado Menem en escuetas declaraciones difundidas por diversas radios transandinas el mismo día del parto. El ex mandatario, quien llegaría a Santiago cerca de las 11 de la mañana, agradeció a Dios por el nacimiento y adelantó que su hijo se llamaría Máximo Saúl.
Según los primeros informes extraoficiales, a las 21.30 de la noche anterior Bolocco rompió bolsa, y al momento del alumbramiento toda su familia la acompañó, haciendo del hecho un momento muy especial. El niño pesó 2,6 kilos y midió 47 centímetros. El parto fue normal y estuvo asistido por el médico Juan Luis Alcalde, quien acompañó durante casi todo el embarazo a la ex conductora de televisión, al menos desde que se comenzara a hablar de la dudosa identidad del padre.
El senador Eduardo Menem confirmaba al pueblo argentino que el primogénito de la ex miss había nacido en muy buenas condiciones y que Carlos Saúl Menem había viajado de urgencia de La Rioja a Santiago. “Hoy nació el hijo de Carlos y Cecilia. Está muy bien, la noticia me la dio Carlos, que estaba viajando a Chile porque él estaba en La Rioja, porque se adelantó el nacimiento, pero están muy bien tanto la madre como el chiquito, están todos muy contentos. Cecilia está muy bien y por lo que me dice Carlos está sumamente contenta, muy feliz, fue todo muy normal, así que mejor imposible”, relató el senador a Radio 10.