ECOLOGíA
Panorama nacional

Bonos Verdes: una oportunidad para financiar el uso de energías renovables

Las finanzas sostenibles pueden constituirse en un acelerador para este sector. La emisión de Bonos Verdes a nivel global alcanzó un hito.

Bonos verdes
La principal característica de los Bonos Verdes, instrumentos de renta fija, recae en el llamado use of proceeds. | CEDOC

Las energías renovables han sido el principal destino de los green bonds, con 35% del total. Diciembre de 2020 marcó un nuevo hito en lo vinculado a la emisión de Bonos Verdes a nivel global, al alcanzar un total acumulado de un trillón en moneda y bajo el criterio americanos, desde la primera emisión catorce años atrás.

La principal característica de los Bonos Verdes, instrumentos de renta fija, recae en el llamado use of proceeds. A diferencia de otros instrumentos (las obligaciones negociables serían el caso más típico), en los Bonos Verdes el producido de la colocación debe ser destinado a actividades o proyectos que beneficien el medioambiente y, adicionalmente, deben ser claramente explicitados en el prospecto de emisión.

Si bien durante los primeros años de este mercado de nicho el grado de concentración en ese subsector fue contundente, los últimos años han sido testigo de un mayor nivel de diversificación, con creciente presencia de los sectores construcciones y transporte, mediante participaciones del 26% y del 19%, respectivamente.

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La contracara. Refleja, a su vez, un elevado nivel de concentración que deja sólo 20% para financiar beneficios al ambiente a través del agua, el tratamiento de residuos, la industria y el uso de tierras, entre otros.

En el plano regional, América Latina concentra solamente el 2% del volumen total de Bonos Verdes emitidos en el mundo entero. La distribución geográfica ubica a Brasil y a Chile como los mayores emisores de este tipo de instrumento, y a Argentina detrás de México, Colombia, y cercano a Perú. Algo distintivo de la región relacionado con la utilización de los fondos obtenidos, es que las energías renovables explican 45% del total.

Poniendo el foco del análisis en Argentina, su share geográfico y la preponderancia de las energías limpias cercana al 90%, debiera llevarnos a reflexionar respecto de la importancia de i) incrementar el volumen de bonos verdes, y ii) diversificar los destinos de los fondos, quizá más en línea con la matriz productiva argentina.

El potencial del mercado argentino en materia de energías renovables resulta promisorio. La última edición de Climatescope lo ubica en el puesto 17 entre un total de 108 mercados emergentes (su mejor ranking fue 5), luego de haber estado en el top ten. El puntaje alcanzado es producto de una buena performance en cuanto a ‘fundamentals’, un pobre desempeño en lo referido a experiencia, y un peor comportamiento considerando oportunidad. A nivel regional, actualmente ocupa el quinto lugar (coincidiendo con el promedio de los últimos cuatro años), debajo de Chile (primero también entre todos los países evaluados), Brasil, Colombia y República Dominicana.

Comparando Argentina con el top 3 de la región, éstos se destacan por representar una mejor oportunidad de negocio. Bajo ese criterio, Chile triplica el puntaje de Argentina, en tanto los otros dos países lo duplican.

Los proyectos concretados en los últimos años al amparo de los Programas RENOVAR y otros, representan sólo una muestra del potencial que, financiación convenientemente estructurada mediante, se podrá viabilizar en el futuro. En tanto las energías limpias permiten un alineamiento con el ODS 7, clave en el marco de la Agenda 2030, las finanzas sostenibles pueden constituirse en un acelerador para las energías renovables, que permita dinamizar las economías regionales, a la vez que acercarnos más a la contribución argentina en el marco del Acuerdo de París.

A nivel local, la financiación a través de Bonos o líneas Verdes resultará clave para aproximarnos al 20% de generación vía energías limpias hacia 2025, establecido por la ley nacional 27.191. Esto implica prácticamente duplicar la actual generación de energías eólica, solar, vía biomasa. La base está, a través de las bondades de la naturaleza en diversas latitudes de nuestro país. Algo análogo ocurre con el conocimiento técnico. Sujeto a una esquiva estabilización macro, las finanzas sostenibles cuentan con los instrumentos para que las energías renovables despeguen de una vez y para siempre en Argentina.

*Pablo Cortínez es economista de la Fundación Vida Silvestre