Desde el 31 de octubre hasta el 12 de noviembre de este año transcurrirá en Glasgow, Escocia, el evento climático más importante del año, y dependiendo de los compromisos que se asuman, tal vez de la década. La Conferencia de las Partes 26 (COP26). Pero ¿Qué es lo que sucederá ahí?
Se espera que en la COP 26 los países presenten metas de reducción de emisiones más ambiciosas que las actuales, se termine de reglamentar todo lo relacionado al acuerdo de parís,se consigan compromisos de mayor firmeza relacionado a obtener la carbono neutralidad para 2050 y principalmente se garanticen los fondos necesarios para financiar todo esto. Para muchos, Glasgow es una de las últimas oportunidades para tomar acción antes de que sea demasiado tarde.
La importancia de la COP
Si queremos entender cuál es la importancia de la COP, primero debemos entender su origen. Para eso debemos retroceder al año 1992 cuando se realizó en Río de Janeiro la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, más conocida como la Cumbre de la Tierra. En esta conferencia se firmó la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC).
Esta convención tiene como principal objetivo “lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático. La Convención establece un marco general para los esfuerzos intergubernamentales para hacer frente a los desafíos provocados por el cambio climático.” Traducido a criollo, sería generar un marco donde los países se pueden poner de acuerdo para combatir el calentamiento global.
Una de las cuestiones que define la convención es que su órgano supremo es la Convención de las Partes, conformada por todos los países que la firmaron. En 1995 en la ciudad de Berlín se reunió la Convención de las Partes por primera vez con el objetivo de empezar a generar los acuerdos y compromisos necesarios para transformar el objetivo de la Convención Marco (controlar el calentamiento global) en realidad. La COP ha sucedido todos los años de manera ininterrumpida (excepto en 2020 debido a la pandemia de Covid-19) desde ese momento.
Un poco de historia
La COP es siempre presidida por un país (en el caso de este año Reino Unido) y la presidencia va rotando año tras año entre distintas regiones (África, Asia, Europa central y oriental, Europa Occidental y Latinoamérica y el Caribe). Normalmente la conferencia sucede en el mismo país que ese año tiene la presidencia, sin embargo existen algunas excepciones.
Las consecuencias negativas de Chile
Por ejemplo, en 2019 la COP iba a suceder en Chile pero debido a las revueltas sociales que sucedieron en octubre de ese año decidieron cancelar el evento y se terminó realizando en España, aunque Chile mantuvo la presidencia. La decisión de Chile ha tenido consecuencias negativas para nuestra región ya que una de las principales críticas que se le hace a la COP es la poca participación de latinoamericanos, particularmente de jóvenes latinos.
Al mudar la COP 25 a España se redujo significativamente la posibilidad de participación de la juventud latinoamericana y se perdió una oportunidad para incrementar significativamente la conciencia ambiental de la región y de fomentar los lazos interregionales necesarios para un significativo abordaje de la crisis climática y ecológica. Vale la pena aclarar que este no es un problema solamente de Latinoamérica sino del sur global en su conjunto.
Lo más problemático es que como Chile decidió mantener la presidencia debemos esperar varios años para que le vuelva a tocar presidir y ser anfitrión de la COP a un país de Latinoamérica o el Caribe.
En las 25 COP 's (prontamente 26) que se realizaron hasta el momento se han logrado algunos acuerdos y avances importantes aunque todavía falta un larguísimo recorrido, que debe suceder en muy poco tiempo, para lograr las transformaciones necesarias.
Protoloco de Kioto
Según Enrique Maurtua Konstantinidis (Asesor Senior de Política Climática en Fundación Ambiente y Recursos Naturales), “un hito clave de los años noventa es definitivamente la creación del protocolo de Kioto (acuerdo internacional que tiene el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero) y todo lo que fue esa negociación”. Un dato no menor que agrega Enrique es que el protocolo no entró en vigor hasta el año 2005 (7 años después de su firma) principalmente porque Estados Unidos no se quería comprometer a “objetivos que vienen impuestos desde afuera”.
Otro hecho importante en el que Konstantinidis hace hincapié ocurrió en 2005 “...cuando se empiezan las conversaciones sobre pagos por servicios ecosistémicos. Eso después deriva en conversaciones mucho más posteriores en todo lo que es el programa de REDD (El programa de REDD es una herramienta que tiene la Convención Marco sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas que provee de fondos a países en desarrollo para que trabajen en reducir la deforestación y degradación de los bosques).”
En 2009 la COP sucede en Copenhagen. Se tenía muchísima expectativa sobre los potenciales acuerdo que se iban a alcanzar ya que fue una de las cumbres con mayor participación de presidentes y otros máximos mandatarios pero los acuerdos alcanzados no fueron suficientes. Sin embargo, una cuestión interesante que Enrique rescata de esta cumbre es que empiezan a surgir las conversaciones alrededor de los cien mil millones de dólares anuales que los países ricos deben transferir a los países de rentas bajas y medias para financiar medidas de mitigación y adaptación . Este monto, aunque ha sido prometido, hoy en día sigue sin aparecer.
Acuerdo de Paris
Finalmente en 2015 se logró firmar el conocido Acuerdo de París en el que los países se comprometen a evitar que el incremento de temperatura pase los dos grados celsius y a realizar esfuerzos importantes para tratar de alcanzar 1.5 como máximo de calentamiento.
En 2018 se logró reglamentar gran parte de cómo es que se piensa cumplir con el acuerdo pero hoy en día seguimos muy lejos de la reducción de emisiones de un 45% para 2030 que pide el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos Sobre el Cambio Climático).
