La provincia de Córdoba está viviendo una de las peores temporadas de incendios de los últimos 20 años. En lo que va del 2020, la superficie quemada en la zona serrana supera las 177.000 ha (datos relevados a partir de imágenes satelitales adquiridas entre el 29/09 y 1/10), es decir que ya se quemó el equivalente a tres ciudades de Córdoba (57.000 ha). Lamentablemente, numerosos focos de incendio siguieron activos en los días posteriores a las imágenes mencionadas. Por lo que esta cifra aún no da cuenta del impacto total que tendrán los incendios en la provincia mediterránea.
Para contextualizar la gravedad de la situación actual en la provincia de Córdoba, entre 1999 y 2017 se quemaron más de 700.000 ha en el sector serrano que comprende a las Sierras Chicas, las Sierras Grandes, las Sierras del Norte y las Cumbres de Gaspar, lo que equivale a 12 ciudades de Córdoba. Y en este año, en una sola temporada, le sumamos 3 "Córdobas" más a este registro. En este periodo tan corto de tiempo, algunas zonas llegaron a quemarse hasta cuatro, cinco o más veces, lo que representa una frecuencia de incendios demasiado alta para la adecuada conservación de los ecosistemas serranos.
Si bien el número de incendios en este 2020 supera vastamente el centenar de eventos, son 5 incendios los que acumulan el 85% de la superficie quemada hasta el momento. Esto significa extensísimas superficies consumidas en gran medida por el fuego, privando de alimento y refugio a aquellos animales que hubieran podido sobrevivir al fuego, lo que deja un panorama muy desolador respecto a las poblaciones de las distintas especies de la fauna silvestre y el ya diezmado bosque serrano.
Incendios en Córdoba: "Hay varios focos que, gracias al gran esfuerzo, se han podido contener"
Asimismo, al consumir el fuego total o parcialmente la vegetación, esto deja al suelo desprovisto de protección frente al viento y a las (esperadas) lluvias, lo que favorecerá la pérdida de suelo por erosión y la disminución del servicio ambiental de regulación hídrica, que es el que garantiza un caudal mínimo en los cursos de agua durante la estación seca. Córdoba es una provincia con escasez de recurso hídrico y la presencia de cobertura vegetal en las cuencas, especialmente el bosque nativo, favorece la infiltración del agua de lluvia y su paulatina liberación a ríos y arroyos a lo largo del año. Al quedar el suelo descubierto, este efecto "esponja" disminuye, comprometiendo la disponibilidad de agua para consumo humano de los cordobeses.
Además de las consecuencias ambientales de los incendios, el fuego también representa una amenaza para la seguridad de las personas y para los bienes materiales. En los últimos años, las sierras de Córdoba han sufrido un proceso de expansión urbana de baja densidad, con viviendas que quedan rodeadas de vegetación natural. Este tipo de urbanizaciones, llamadas Interfaz Urbano-Rural, aumentan el riesgo de daños al encontrarse las viviendas rodeadas del material vegetal que es el combustible del cual se alimentará el fuego. De acuerdo a nuestros estudios, entre el 70 y 80 % de las viviendas expuestas al fuego en Córdoba pertenece a este tipo de urbanización.
La gran mayoría de los incendios que ocurren en la provincia de Córdoba son de origen antrópico, pudiendo ser intencionales, accidentales o por negligencia. A pesar de estar prohibido el uso del fuego por ley (Ley Provincial de Manejo del Fuego N° 8751), el fuego es utilizado como para renovar pasturas para el ganado y para reemplazar áreas de bosque por explotaciones agropecuarias y desarrollos urbanísticos. También, el fuego se utiliza en basurales a cielo abierto para disminuir el volumen de basura y controlar plagas, los cuales bajo condiciones adecuadas pueden escapar de control y propagarse a la vegetación circundante.
Fuego sin control: más de 190 mil hectáreas perdidas por los incendios en Córdoba
Problema mundial. La problemática del fuego está presente en muchos ecosistemas del mundo, siendo un ejemplo reciente los grandes incendios ocurridos en Australia durante la temporada 2019/2020, que afectaron más de 10 millones de hectáreas. Si bien la estrategia de gestión del fuego a nivel mundial tradicionalmente se orientó hacia la supresión total del fuego, en los últimos años el enfoque está cambiando hacia una estrategia orientada a aceptar que los incendios no se van a poder evitar en un 100 %. Esta aceptación no implica dejar de lado tareas preventivas tendientes a minimizar la ocurrencia de incendios antrópicos descontrolados y la implementación de sistemas de alerta temprana, sino que implica además, hacer un manejo de la carga de combustibles (vegetación) a nivel del territorio, para que cuando ocurra un incendio este se pueda controlar y contener, evitando que el fuego sea muy intenso y que se propague afectando grandes superficies.
Para finalizar cabe destacar la utilidad de la información de origen espacial, en todas las fases de una emergencia. La Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) provee información satelital actualizada a organismos provinciales y nacionales para la gestión emergencias, y ha sumado la activación de la Carta Internacional (International Charter), iniciativa de diferentes agencias del mundo para provisión de datos satelitales ante catástrofes.
*Juan P. Argañaraz es Investigador de CONICET en el Instituto Gulich (CONAE-UNC), Dr. en Cs. Biológicas. Su equipo de trabajo está conformado por Dr. Juan P. Argañaraz, Lic. Jimena Albornoz, Biól. Cecilia Naval Fernández, Dra. Laura Bellis.
