En medio de una campaña electoral muy pobre de ideas y debates, la relación del Gobierno y los principales empresarios del sector productivo del país se ha tensado notablemente, a tal punto que hubo en los últimos días desplantes y duras críticas, con una escalada que podría desembocar en lockout patronales. Los frentes de batalla del Gobierno con algunas de las entidades empresariales ya están abiertos y abarcan desde la industria hasta el campo y el comercio.
Lo ocurrido en esta última semana anticipa que la tensión va escalando. Hubo varias señales en contra del clima de negocios en el país. El episodio por el Día de la Industria, el último jueves, no fue un entredicho más y quedaron heridas abiertas. El desplante del Gobierno a la nueva cúpula de la Unión Industrial Argentina, liderada ahora por Daniel Funes de Rioja, dejó varias heridas. A la celebración no concurrió el presidente Alberto Fernández, ni el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, sino que fueron Ariel Schale, secretario de Industria, y Paula Español, secretaria de Comercio Interior.
“Estaba visto que desde el Gobierno no iban a venir. Nunca se bancaron el cambio que hubo en la UIA, lo que marca la poca tolerancia que tienen a que uno exprese críticas a temas importantes”, recalcó uno de los principales integrantes de la cúpula fabril.
La insistencia que está poniendo la nueva conducción de la UIA sobre temas complicados para el sector productivo como “la estabilidad de las reglas de juego, la presión impositiva, la rigidez laboral” son aspectos que marcan una grieta con el Gobierno.
En Casa de Gobierno aseguran que en realidad la mayoría de los sectores empresariales mejoraron muchísimo durante la gestión de Fernández, pero prefieren criticar y mirar para otro lado. “Hay empresarios a los que les va mejor con este gobierno y votan otra cosa”, dijo Cecilia Todesca, vicejefa de Gabinete.
En paralelo, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, admitió en estas últimas horas que con la conducción de la UIA “hay puntos críticos”. “No hay ninguna grieta, puede haber algunas discusiones, pero estamos trabajando codo a codo con el sector industrial. Hay diálogo, hay una relación que tiene algunos puntos críticos que estamos trabajando”, expresó Kulfas.
Tras la exposición mediática que tuvo el desplante oficial en el Día de la Industria, el presidente Alberto Fernández le restó importancia a ese hecho y explicó que había elegido ir al Chaco para fomentar el desarrollo fabril en el interior del país. Más allá de las explicaciones formales, el mal clima con el sector productivo es elocuente, especialmente después que el Gobierno ratificara la continuidad del cepo a la exportación de carne, lo cual está generando despidos y pérdidas de mercados en ese sector.
Gustavo Grobocopatel cuestionó las "malas políticas púbicas"
Mientras se daba el desplante con la UIA, otros empresarios del sector productivo también salieron con munición gruesa contra el Ejecutivo. En esta última semana toda la dirigencia agropecuaria volvió a criticar la decisión del Gobierno de prorrogar por sesenta días las restricciones a las exportaciones de carne, mientras pedía que revea la medida, al tiempo que advertía que en los países vecinos “están descorchando champán” por los mercados que la Argentina está dejando de atender.
En ese contexto, varios productores y dirigentes salieron a golpear al Gobierno con munición gruesa. Uno fue Gustavo Grobocopatel, empresario agroindustrial argentino, radicado hace poco tiempo en Colonia, Uruguay. “El sector tiene una presión y una complejidad que agregan las malas políticas públicas –que llevan muchos años– y le impiden generar más producción, inclusión, trabajo y exportaciones”, resaltó el empresario.
En paralelo, el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) también salió con dureza sobre las últimas decisiones adoptadas por el Ejecutivo, al considerar que el cepo a la exportación de carne “atenta contra la producción, el empleo, el consumo interno y la generación de divisas”.
Claramente, el clima de negocios en el país viene tenso desde el año pasado y, a pesar de la recuperación económica tras la debacle de 2020, el panorama sigue mostrando un horizonte muy complicado.
Varios de estos empresarios advierten que el oficialismo, al igual de lo ocurrido en etapas anteriores, pretende tener una fuerte injerencia en las cúpulas de las entidades que representan al empresariado y que difícilmente se acepten las críticas. “La postura sigue siendo la misma que en los años anteriores. Están con nosotros o no están”, es la frase lapidaria que siguen escuchando diversos dirigentes empresariales desde los sectores más duros del oficialismo y que implican que esta pelea “continuará”.
Cabrales pide fin de la doble indemnización
El empresario Martín Cabrales manifestó ayer que “siempre puede haber puntos de vista distintos, algún reclamo, pero no hay una tensión” con la Unión Industrial Argentina (UIA), al tiempo que pidió que el Gobierno cambie la legislación laboral porque “ha fracasado”. “Creo que tiene que haber un momento en el que se saque la doble indemnización y la prohibición de despidos y se pueda dinamizar el empleo”, puntualizó el referente de la industria del café.
El dueño de Café Cabrales afirmó que para poner en marcha cambios en materia laboral debe haber “voluntad política y liderazgo” y trabajar “sector por sector”.
En tanto, el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, argumentó que hay creación de empleo en la economía. “Venimos con trece meses seguidos de creación de empleo en la industria manufacturera, nueve meses en la construcción, y seis o siete meses en el resto de las actividades”, afirmó en declaraciones radiales.