ECONOMIA
paper reservado de la cancillería

Antes de la última cumbre, sus miembros no creían que el Mercosur fuese un lastre

En un documento al que accedió PERFIL, firmado en la antesala de la tensa reunión, los socios remarcaban los logros del bloque. Los negociadores se volverán a ver esta semana.

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Tensión. Alberto Fernández le respondió a su par uruguayo, Luis Lacalle Pou, que había exigido la flexibilización del Mercosur. | cedoc

Acorde a un documento avalado por los gobiernos de Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay en la antesala de la reunión de Presidentes por los 30 años del Mercosur, hace una semana, el bloque no era un “lastre” ni un “corset” sino un espacio de integración con múltiples logros en materia de cooperación, comercio y derechos para sus habitantes. Esta semana, los representantes del bloque se vuelven a ver las caras por primera vez desde aquel duelo inesperado.

“Gracias a la progresiva eliminación de los aranceles intrazona y a la construcción de herramientas y normativa regional, se observó un incremento de las corrientes comerciales entre los Estados parte, que crecieron de US$ 5 mil millones en 1991 a US$ 30 mil millones en 2020”, consigna el documento que circuló por las representaciones de los cuatro Estados fundadores –Venezuela permanece suspendido, sin voz ni voto– al que pudo acceder PERFIL.  Además, señala que “la creación de una Zona de Libre Comercio, gracias a la eliminación de los aranceles de importación, permitió crear un mercado regional ampliado para las empresas nacionales, que, a su vez, redundó en un aumento de la competitividad de nuestras economías”.

Logros. Curiosamente, el espíritu de este documento al que Uruguay también adhirió en la previa, contrasta con el tono del discurso del mandatario uruguayo, Luis Lacalle Pou, y que terminó en un cruce con su vecino rioplatense, Alberto Fernández. Lleva por título “Breve Resumen de los 30 logros del Mercosur en ocasión de la conmemoración de la firma del Tratado de Asunción” y, a lo largo de sus nueve páginas y fraccionado en subítulos –“Económico-comercial”, “Ciudadanos”, “Comunicación”, “Desarrollo científico y tecnológico”, “Defensa de la democracia y fortalecimiento de la sociedad civil”, “Inclusión”, “Educación y Cultura”, “Cooperación internacional”, “Institucionalidad” y “Aspectos políticos”– enumera los aspectos positivos de la integración.

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Nada dice respecto a las fricciones e imperfecciones del bloque que demandan ser trabajadas y enmendadas y que luego adoptaron la forma de reclamo público en la voz de Lacalle Pou y, antes que él, en las palabras del brasileño Jair Bolsonaro –curiosamente más calmo, esta vez– respecto a la necesidad de avanzar en la reducción del arancel externo común. Se sabe que uno y otro piensan diferente al actual gobierno argentino –como lo hace Paraguay también– pero la sorpresa deviene en que uno y otro gobierno evidenciaron, en los papeles, un espíritu de reunión muy diferente al que expusieron ante las cámaras aquella mañana.

El espíritu del documento
contrastó con el tono
de Luis Lacalle Pou

“La aplicación del Arancel Externo Común desde 1995 constituye una piedra fundamental del proceso de integración y en la constitución de la Unión Aduanera, con el objetivo de fomentar la competitividad y la inserción de los Estados parte en las cadenas regionales y globales de valor” reza en otro extracto. Y sobre las negociaciones comerciales en curso y las ya cerradas, señala que el Mercosur tiene en vigor once acuerdos comerciales vinculando a todos los países de América del Sur y a México a los que se suman los tratados con África del Sur, Egipto, India, Israel y Palestina,” totalizando un acceso preferencial con países que representan aproximadamente el 9% del PBI mundial y 1.700 millones de habitantes”.

“Al cumplirse 30 años de integración, las negociaciones prácticamente concluidas del Mercosur con la Unión Europea, la Asociación Europea de Integración, Canadá, la República de Corea, Singapur y Líbano, en poco tiempo promoverán las exportaciones del bloque a otros 35 países que representan el 20% del PBI mundial y 560 millones de habitantes”, puntualiza. En este punto, el gobierno de Fernández choca con la velocidad que desean imprimir Brasil y Uruguay al entendimiento con Seúl y, a la vez, contraoferta otros potenciales partners como Centroamérica y la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (Asean).

Luego del cruce, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme, ratificó que el arancel externo común “ hay que actualizarlo” con “los cambios y modificaciones que generen mejores oportunidades para nuestro sector empresario e industrial, sin dejar de cuidar todos aquellos niveles sensibles de la región”. Y exhortó a Uruguay a presentar cualquier propuesta por escrito: “Parece un discurso muy moderno el de la flexibilización y después se choca con la realidad, las barreras sanitarias y las medidas que cada uno de los países toma”.

Desde entonces, Lacalle Pou ratificó su mirada sobre el futuro del Mercosur pero cambió el tono: “Con Alberto Fernández tengo una buena relación, los chisporroteos que puede haber, los vio toda Argentina y parte de Uruguay, pero no deben ser obstáculos; cada vez que escuchen una opinión mía va a ser para construir”, señaló.  

Esta semana, los coordinadores técnicos de la Argentina volverán a reunirse en forma virtual como antesala a la cumbre presencial de cancilleres dentro de unas semanas.

La previa

◆ El documento, titulado “Breve resumen de los 30 logros del Mersocur en ocasión de la conmemoración de la firma del Tratado de Asunción”, remarca el crecimiento del comercio intrazona.
◆ Tras la accidentada cumbre, Cancillería exhortó a Uruguay a presentar por escrito propuestas de cambios en el bloque.