Después de cuatro días de la Organización Mundial de Comercio en Buenos Aires, el director general de la OMC, Roberto Azevêdo, se mostró “decepcionado” por la falta de acuerdo general y rescató algunos avances en la agenda de pymes, comercio electrónico, inversiones y género. En diálogo con Perfil y otros dos medios, analizó el rol de EE.UU. y el proteccionismo al final de la reunión ministerial. Desde la crisis del 2008 a hoy, sólo el 5% del comercio tomó medidas para cerrarse, dijo.
—¿Cómo evalúa la conferencia en Buenos Aires?
—Fue una conferencia que nos dio lecciones importantes de los dos lados. Del lado negativo quedó claro que necesitamos más flexibilidad por parte de algunos miembros para tener resultados en el plano multilateral, que necesita consensos. Del lado positivo, la disposición de seguir negociando. Eso quedo clarísimo. Todos estaban dispuestos a seguir intentando incluso en las áreas donde no llegamos acá. Estuvimos cerca pero no pudimos cruzar el puente. Vimos un grupo de países haciendo declaraciones en temas importantes para la economía global como el comercio electrónico, las mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas), la facilitación de inversiones o el empoderamiento de las mujeres. Y tuvimos una reunión empresarial en paralelo. Espero que sea emulado en las conferencias siguientes.
—¿Cuánto influyó Estados Unidos en la falta de un acuerdo?
—No fue un solo país. La posición norteamericana ha cambiado y cuando un actor de peso como los Estados Unidos cambia de posición hay una necesidad de reorganizar la discusión. Eso no lo facilita. Y en algunas situaciones generó una dificultad más grande y pero también hubo otros países que trabaron los acuerdos.
—¿Hay un contagio del pensamiento de los Estados Unidos a otros países?
—Las negociaciones comerciales no son tan sensibles. En algunas situaciones la posición estadounidense tuvo una oposición y en otras, una posición única. La geometría de cada situación cambia según el momento o el énfasis. No puede decir que los Estados Unidos estuvo siempre en una posición de liderazgo o una de oposición.
—¿Qué cambios se ven en el Gobierno en cuanto al comercio internacional?
—Cambios no sé pero hubo una apertura de la Argentina con mayor integración a la economía global y más interés por discutir cómo abrir el mercado. Compete al Gobierno argentino explicar cómo hacerlo pero hubo una disposición en la OMC de estudiar cómo insertar a la Argentina en el mercado internacional.
—La apertura de la Argentina contrasta con el proteccionismo de los Estados Unidos. ¿Cree que llegó para quedarse?
—Después de 2008 hubo medidas restrictivas al comercio que fueron implementadas por los países. A 2017, menos del 5% del comercio mundial fue afectado por medidas proteccionistas. En los años 30 del siglo pasado, dos tercios del comercio mundial desapareció en tres años. No tenemos una ola proteccionista dramática. Tenemos un proteccionismo muy moderado y creemos que uno de los motivos de la moderación es porque tenemos un sistema de control y monitoreo de las medidas y se ve qué están haciendo los países y se cuestiona. En los 30 no había claridad. Hoy tenemos los números, sabemos cuáles son los límites. Hay mucho discurso pero la introducción de medidas proteccionistas se auto-infringe un daño. Además cuando uno implementa medidas para contrarrestar eso entramos en un efecto dominó que no se sabe cuándo termina. Eso no quiere decir que no haya riesgo cada vez que hay lobby.
—En el caso del biodiesel con los Estados Unidos, la Argentina va a llevarlo a la OMC pero la controversia puede demorar hasta dos años y mientras tanto hay un perjuicio económico. ¿Se plantean reducir los plazos para resolver diferendos?
—El mecanismo del mecanismo de solución de diferencias de la OMC es uno de los más rápidos del mundo. Hay disputas que son miles de páginas. Es complejo y toma tiempo. Se puede acelerar pero hoy tenemos dificultades en la nominación de los miembros del órgano de apelación e incluso puede empeorar los tiempos del sistema. Pero el sistema funciona. Más del 90% de las decisiones son implementadas. No es perfecto pero es lo mejor que tenemos en todo el mundo.
—La OMC ahora suma 165 países. ¿Tiene sentido que las decisiones sean por consenso?
—Tenemos la necesidad de tener el acuerdo de todos los miembros cuando buscamos un acuerdo totalmente multilateral. En Buenos Aires empezó una dinámica distinta con diálogos de distintos grupos que representan hasta el 75% del comercio mundial y que están comprometidos a trabajar sin que sea un acuerdo multilateral. El sistema es mejor cuando funciona con consenso, tiene resultados más impactantes. La prioridad es tener resultados multilaterales.