Los cambios en el impuesto a los Bienes Personales que prepara el Gobierno despertaron incertidumbre y una larga lista de advertencias entre tributaristas y especialistas del sector inmobiliario.
El anuncio del titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, el viernes sobre el proyecto para tasar a valores de mercado los bienes personales que se enviará al Congreso para ser tratado en sesiones extraordinarias no sólo incrementaría la ya elevada presión tributaria, sino que se traduciría en un aumento de los precios de los alquileres en un momento en el que la compraventa de propiedades está paralizada.
César Litvin, presidente del Instituto Tributario Argentino, destacó como una primera dificultad que el fisco busca recaudar fondos a través de un gravamen “distorsivo” porque no contempla las deudas que el contribuyente pudiera tener, por lo que no llega a dar cuenta de la real capacidad contributiva de un ciudadano.
El viernes, Echegaray declaró que evalúa “modificar los criterios de valuación tomando como referencia los valores de mercado” en detrimento de la valuación fiscal, que es la que se tiene en cuenta en la actualidad y que no descarta elevar las alícuotas (que hoy van desde 0,5% hasta 1,25%).
Litvin señaló que “un 1% ya es considerado alto a nivel internacional, no hay más tolerancia para sumar presión fiscal, que hoy alcanza el 40% del PBI y ubica a la Argentina en el quinto lugar del ranking de países con mayor carga impositiva”. En el sector inmobiliario advierten que un aumento en Bienes Personales tendría efectos casi inmediatos en el mercado. José Rozados, de Reporte Inmobiliario, explicó que “los dueños de departamentos en alquiler tendrán tres caminos posibles: resignar rentabilidad, trasladar ese costo y elevar el precio del alquiler, o simplemente vender la propiedad y buscar otro tipo de inversión”.
Uno de los puntos clave de la iniciativa será el criterio que el fisco tendrá para establecer el valor de mercado. Al respecto, Jorge Mateo, presidente del Colegio de Escribanos de la Provincia de Buenos Aires, subrayó que “aun si se estableciera un esquema similar al que rige en la Ciudad de Buenos Aires con el Valor Inmobiliario de Referencia, es el peor año para tomar como parámetro los precios del mercado porque casi no se realizan operaciones desde el cepo cambiario. El número de escrituraciones es mínimo y hoy es 50% menor de lo registrado en 2011 y, por supuesto, las cifras acordadas son las de ventas por necesidad”