Aunque la embajada argentina en Washington ya se puso en campaña para revertir la traba a la principal exportación del país a Estados Unidos, el biodiesel, en el Gobierno ven poco probable, casi imposible, que se pueda conseguir un resultado positivo en lo que resta de 2020. Más que por un castigo al país, lo atribuyen al peso de las elecciones de noviembre y las promesas de Donald Trump a su electorado, los farmers de lo profundo de la nación norteamericana.
Funcionarios del Gobierno lamentaron "la decisión del Departamento de Comercio de Estados Unidos" y reiteraron que, "a diferencia de muchos países desarrollados, Argentina no provee subvención alguna a la industria del biodiesel ya que el éxito de las exportaciones de esa industria deriva claramente de la genuina competitividad internacional del complejo sojero argentino y no del otorgamiento de contribuciones financieras tales como las que proveen, por ejemplo, los Estados Unidos”.
Además, remarcaron que “el Gobierno argentino fue absolutamente claro durante los procedimientos de revisión, por cuanto el diferencial entre los derechos aplicados al poroto y aceite de soja, por un lado, y el derecho aplicado al biodiesel, por otro, permanecen inalterados en 3% desde septiembre de 2018”. Y añadieron que "resulta muy claro que los derechos de exportación, lejos de constituir un instrumento deseado, han sido y son una herramienta fiscal ineludible en momentos de emergencia económica como el presente.”
"A diferencia de muchos países desarrollados, como Estados Unidos, Argentina no provee subvención alguna a la industria del biodiesel"
Desde el Gobierno, se preocupan por remarcar que la Casa Blanca hoy no se mueve en contra de los intereses argentinos en lo que refiere a los frentes abiertos a nivel internacional, tanto en lo financiero como en lo comercial. Al contrario, insisten en que las verdaderas explicaciones se deben rastrear hoy en el plano doméstico, a diferencia de la administración de Barack Obama, mucho más dura con la Argentina en lo que respecta a sus deudas. Tal es la sensación que recogen de los contactos virtuales que mantiene la misión diplomática con diversos actores de la gestión republicana.
Asi se lo manifestaron la semana pasada a los representantes de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio) que se reunieron, en la Cancillería, con Felipe Solá y el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme. Ya en ese momento se tenía la información de que la Secretaría de Comercio estadounidense, en manos de Wilbur Ross, le bajaría el pulgar a esta suspensión parcial de una parte de los aranceles que impuso la actual administración republicana en octubre de 2017.
Pese a ello, la embajada argentina ya puso en marcha el proceso de apelación. El biodiesel es, en efecto, una importante fuente de divisas para la Argentina en tiempos en los que no abundan. Y Estados Unidos es, por lejos, el principal comprador del país: 1200 millones de dólares en 2016, el último año que mantuvo la persiana levantada. Luego asumió Trump y cerró las importaciones desde aquella costa con aranceles del 146 por ciento. Las ventas al conjunto de la Unión Europea, si bien repuntaron en 2019 a partir de un acuerdo de volumen y precio, no alcanza a suplirlas.
El biodiesel es una importante fuente de divisas para la Argentina en tiempos en los que no abundan. Y Estados Unidos, por lejos, el principal comprador del país.
Embarcados en su política del "America first", el gobierno de Trump fijó un arancel del 72 por ciento al biodiesel argentino tras acusar al país de dumping y le añadió otro 74 por ciento por considerar que la Argentina subvencionaba al sector. El gobierno de Mauricio Macri se negó a llevar la queja ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) como antes se había hecho con la Unión Europea para revertir un freno similar por dumping y pese al resultado favorable para el país en aquel proceso.
En vez de ello, confió en las gestiones políticas a partir de la "amistad" entre los presidentes. Y solo obtuvo, en julio de 2019, un levantamiento temporal de una porción de los aranceles, la que correspondía a los presuntos subsidios de la Argentina al sector, cuando alegó un "cambio de circunstancias" al fijar retenciones al biodiesel en línea con el poroto y el aceite de soja. Esa venia parcial, cuestionada por la National Biodiesel Board, la cámara que nuclea a los productores en Estados Unidos, fue la que se rectificó ahora.
MB / DS