ECONOMIA
el socio regional no tracciona

Brasil potencia traumas locales y profundiza la crisis automotriz

La industria espera más “despidos por goteo” por la devaluación del país vecino, que agrava la pérdida de competitividad por la inflación.

Brasil potencia traumas locales y profundiza la crisis automotriz.
| Infografía A.I.

La caída del comercio con Brasil potencia los problemas internos de pérdida de competitividad, que siguen golpeando a los sectores industriales, en particular al automotor.
La industria en su conjunto espera más despidos por goteo para este año que en actividad será de estancamiento. El futuro laboral incluye nuevas suspensiones y condiciones más precarias, como contrataciones, subempleo y empleo en negro, que creció a 34,3% en el cuarto trimestre de 2014.

En lo que va del año, en uno de los polos industriales del país, Córdoba, “entre los proveedores de las automotrices se mantienen las suspensiones y el adelanto de vacaciones”, señaló el presidente de la Cámara de Exportadores de Córdoba, Norberto Delfino.
Según la Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba, en 2014 se perdieron 5 mil puestos eventuales. Según los datos del Indec para la provincia, en el sector privado hubo 5.936 puestos de trabajo menos que en 2013. La tasa de trabajo en negro también se ubicó por arriba del promedio nacional: 35,5%.

Para el economista Gastón Utrera, de la consultora Economic Trends, a cargo del Observatorio de la Actividad Metalúrgica de Córdoba de la cámara regional, el año “arrancó complicado por un problema de atraso cambiario. Es un sector sensible al tipo de cambio, y la devaluación de Brasil profundizó el problema”.  La moneda del país vecino perdió 40% de valor frente al dólar en los últimos doce meses.
“No sólo es un problema de las ventas al sector automotor, tanto interno como en Brasil. Para las metalúrgicas también bajó la venta como proveedoras para la maquinaria agrícola y la construcción”, agregó Utrera. Mientras que la construcción privada está frenada, el sector encuentra cierto respiro en los arreglos individuales y programas como el Procrear, para acceso a la vivienda. En el caso de la obra pública, hasta ahora tampoco mostró el despegue que se puede prever para un año electoral.

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“Se perdieron exportaciones por el menor consumo de Brasil pero tampoco se le puede vender a Colombia, México o Chile”, agregó Delfino. El cuadro fue debatido por las principales cámaras económicas la semana pasada en una reunión en la Bolsa de Comercio de Córdoba. Allí, las alimentarias –el plato fuerte de las exportaciones locales– transmitieron también que habían perdido competitividad.
Para el economista que dirige el Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina, Diego Coatz, “el año pasado fue muy malo para la industria. Lo más positivo hoy es que no caiga”. En ese contexto, las estimaciones para el sector laboral descartan despidos masivos. En cambio, sí alertan por una continuidad de los “despidos por goteo, suspensiones y adelantos de vacaciones”.
“Pueden perderse 3 mil, 4 mil, 5 mil puestos de trabajo. No hay perspectivas de que repunte. El que se va no se reemplaza”, indicó sobre el sector fabril, aunque la mecánica puede extenderse a distintos sectores de producción.

Por otra parte, según las estimaciones de la UIA, se suman por año 250 mil jóvenes al mercado laboral a los que “les está costando insertarse”. La industria, según Coatz, se acostumbró a “producir con menos cantidad de personas”. En las reuniones de la central fabril la preocupación está dada por la caída de las exportaciones.

Sobre el impacto de la devaluación del real, las exportaciones más “complicadas” por la competencia brasileña incluyen químicos, plásticos o industrias como la maderera. “Pero no a un nivel en el que pueda llegar a impactar en el empleo”, sostuvo Coatz. Para Utrera, si se prolonga el escenario de atraso cambiario y se amplía la devaluación de Brasil, la competencia de los bienes del país vecino en el mercado interno puede convertirse en una consecuencia natural, aunque el Gobierno mantiene el esquema de comercio administrado que implicó que –de la mano de la menor actividad económica– en febrero llevara a una caída del 25% de las importaciones y del 25% de las exportaciones.