El retraso en la llegada de las primeras cuotas de la actualización de salarios por paritarias –para quienes están bajo convenio y no en negro– hizo que el consumo se estancara o cayera, según las mediciones, en lo que va del año. A tal punto que ni siquiera el promocionado congelamiento de precios –que tampoco se cumplió por completo– incentivó a los consumidores.
Las ventas en volumen en supermercados se contrajeron 0,9% en el primer trimestre de 2013, y en shoppings la caída fue de 2,3%. “El índice de confianza del consumidor también sigue una trayectoria descendente, y la demora en las paritarias marca un descenso del salario real en los dos primeros meses del año”, aseguró el economista Jorge Todesca, que llega a esas cifras al ajustar las de ventas del Indec con su medición de inflación. La caída se corroboró también en abril. Según los datos de la recaudación que presentó el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, los ingresos por el consumo –IVA impositivo– sólo crecieron 13,6%, por debajo de la tasa de la inflación no oficial.
También los supermercados reconocen que abril fue “frío”, y no precisamente en referencia al congelamiento, que “se está haciendo difícil de sostener”, según reconocen en el sector. En estricto off the record, admiten que “las ventas están bastante flojitas” y se ilusionan: “Habrá que ver cómo viene mayo”.
Como consecuencia de las menores ventas, también redujeron el horario de atención entre media y una hora. Desde mayo, algunas sucursales de Jumbo cierran a las 21 en días de semana, mientras que Coto pasó a poner como límite las 21.30. “Se terminó el horario de verano”, justificaron.
En el Gobierno rezan por que la adecuación paritaria reviva el poder de compra. Por un lado, esperan la definición de la Unión Obrera Metalúrgica, que dirige Antonio Caló, alineado con el oficialismo y que mañana retomaría las negociaciones para tratar de arañar el 25% que conforme a las bases. Para reforzar la esperanza oficial de planchar las subas de salarios y cortar la espiral inflacionaria por su eslabón más delgado, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, intentó en los últimos días presionar a algunas empresas, en especial multinacionales del sector alimentario, para que no avalen subas por arriba del 23%.
El retraso en el cierre de paritarias hizo que el salario real cayera 2%, mientras que, pese al congelamiento de precios, hubo subas en los supermercados, en especial de los productos frescos, y el Gobierno autorizó subas en algunos rubros como combustibles, que se sumaron a la actualización de tarifas de transporte y a la cadena de distribución.
“Este año las paritarias vienen muy demoradas, aunque el año pasado también se demoraron. Todavía no se cerró ningún acuerdo importante y ya estamos en mayo”, explicó el economista especializado en economía laboral y políticas sociales Ernesto Kritz.
“No hay caídas de consumo significativas, pero sí es cierto que el consumo corresponde a salarios que en su mayor parte son del año pasado. En algunos convenios hay alguna parte que se incorporó este año, pero por lo general se completaron el año pasado”, agregó el consultor, que también estimó: “La inflación acumulada de este año no ha sido reflejada en un aumento de salarios”.
Para el economista, la masa salarial no mostró cambios porque en el último trimestre del año pasado tampoco hubo aumentos del empleo, lo que no permite sostener un aumento del gasto.
El consumo también padece el resquebrajamiento del empleo. Las distorsiones de la macroeconomía y la prohibición de ahorro en dólares hicieron que el mercado inmobiliario mostrara una caída del 40% en las operaciones. Repercutió en una baja de la construcción, aunque el rubro repuntó el mes pasado gracias a la obra pública. Según un informe del diputado Claudio Lozano, en 2012 se perdieron cuarenta mil empleos en ese rubro, si bien en lo macro no se notó porque hubo una generación de setenta mil puestos en el sector público. “El empleo en construcción en blanco –y en el informal debe haber pasado algo parecido– tuvo un incremento mínimo, y los gobiernos provinciales siguieron contratando gente”, explicó Kritz.