Desde Anguinán, departamento de Chilecito, Agrogenética Riojana SAPEM, desarrolla un interesante proyecto para la explotación de la industria de cannabis con fines industriales y medicinales que encuentra sus bases en el valor agregado y en ofrecer un producto terminando premium.
Desde allí, al borde de la cordillera de Los Andes, se plantea un proyecto federal que puede ser el motor para el desarrollo de la industria nacional del cannabis, si otras provincias deciden adoptar su modelo que; promete no dejar atrás a los pequeños productores que deseen convertirse en Pymes y ser parte de la industria.
La Rioja se proyecta como líder fuerte en el rubro, ya que percibe al Estado como una agencia de promoción y no como una de fiscalización.
En palabras de Benjamín Enricci, presidente de Agrogenética, “el Estado lo que hace es proveer las herramientas para qué las marcas, que ya se dedican al mercado de cannabis, puedan inscribir un producto de calidad y valor”.
Cómo funciona el modelo riojano
La idea que se plantea en La Rioja es que se desarrollen proyectos merecedores de la licencia a través de la relación Estado-empresa que, del otro lado; tengan un mercado al que puedan llevar su producto a un precio adecuado para garantizar el pago a los otros proveedores y demás participantes de la cadena.
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El cannabis es una industria nueva y como tal, necesita una fuerte presencia del Estado porque es el único que puede garantizar que todos los actores y sectores puedan estar dentro de la cadena de valor y logren un desarrollo armónico; con una estrategia territorial y un real beneficio para la población, comentó Enricci en diálogo con PERFIL.
Sectores que integran el proyecto de Agrogenética
El Estado tiene que generar modelos que atiendan tres sectores: Primero, el minifundio, que debe ser abordado a través de un sistema cooperativista que incluya a todos los cultivadores de escala chica, a quienes se desempeñaban en la clandestinidad, a todos quienes no tienen la capacidad de acceder por sus propios medios a una licencia; que no conocen del tema o que no tienen las herramientas para transformarse en Pyme, agregó Enricci.
“Entonces, lo que hace el Estado es transferirle el Know how, aportarle valor, y poder meter todo ello dentro de una normativa, porque no es un pequeño productor quien inscribe un producto ante la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT); así, el Estado sirve de intermediario en ese proceso buscando su producción primaria, transformándolo en un producto con más mérito y devolviéndole valor”, acotó.
Segundo sector
Este sector de la economía está compuesto por todos los empresarios que ya saben cómo realizar la actividad de cultivos intensivos en la provincia. No necesariamente tienen que ser capitales de La Rioja, pueden ser empresarios de otros rubros a nivel país, pero que tengan inversiones en el territorio riojano y estén dentro de la categoría de mediana o gran escala, con una buena capacidad económica; y, que se interesen en el mercado de cannabis porque ven en él una cadena de valor relevante.
Entonces, qué es lo que hace el Estado en dicho caso: “Les ayuda a que sus proyectos sean productivos y no especulativos”, agregó Enricci.
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El Estado actúa en La Rioja a través de Agronética ofreciendo productos y servicios; brinda el Know How al sector, formando una red entre el que ya sabe hacerlo y el que no, o entrenándolos en todo lo necesario para el desarrollo de un cultivo de gran valor y alta calidad que sea capaz de competir en el mercado.
El concepto no se basa en que el Estado intervenga en el desarrollo de la industria, sino que, asista a los productores. Pues el objetivo es, según Enricci, es que la industria crezca y el Estado se achique en ese sentido.
“No se busca que sea el Estado quien monopolice el cannabis, sino que, cumpla el rol que tiene que cumplir; que, es asistir al pequeño, ayudar al mediano para que crezca solo y, al grande, dejarlo entrar a la provincia de manera estratégica”.
Tercer sector
Una economía se desarrolla alrededor del producto de mayor valor agregado en el mundo del cannabis, que resulta ser su semilla. Así, La Rioja permite que grandes compañías extranjeras vengan a inscribirse a través del modelo de la ley argentina, pero no permite que se lleven la semilla y la vendan afuera.
“El Estado dice: No, un momento. Hagamos una alianza estratégica, generemos un plan de fitomejoramiento juntos y de variedades de alto valor industrial y compartamos el royalty”, sostiene Enricci.
“Entonces, el Estado incluye a una empresa extranjera que tiene clientes que le interesan, agrega a la Universidad que tiene toda su plataforma de recursos calificados, para que atiendan el proceso de medición de un cultivo. Metes a través del Estado a Agronética, que es el gran conector y al final de la cadena se incluye a un cultivador que estuvo trabajando en la clandestinidad en cruzamiento (de semillas) pero que, nunca podría llegar a inscribirlas en un registro de propiedad. Así, entre los cuatro, se genera ese producto final de alta calidad”, aseveró.
¿Cómo se reparte el royalty?
“De acuerdo con lo que puso cada uno. Pero, lo que vos estás haciendo con el pequeño cultivador es reivindicarlo y quizás tenga un 3% en la participación del royalty, sin embargo; lo metes adentro y no lo eliminás”, como sucede en otras latitudes que, a través de la ley de Cannabis medicinal e industrial se le da la licencia a los que saben hacerlo y salen de la jugada los que no saben o no pueden acceder al proceso industrial.
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Estos trabajadores del otro lado tienen que entender que la manera de transformarse de un cultivador amateur a una pyme; es que entiendan que el modelo tiene una exigencia en control de calidad y entonces deberán aprender que no se puede seguir cocinando (el aceite) en una olla en la casa. “Aquí es donde aparece el Estado para proveer las herramientas que necesitan”.
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“Hoy, el cannabis pasa a ser legal y eso conlleva un control de calidad. Y para dar ese salto, que solos no pueden dar, está el Estado para acompañarlos, por eso, este proyecto es tan federal, porque en vez de patearlos (a los productores pequeños) los incluye”, señaló.
El proyecto también resulta armónico, ya que, permite que entre el inversor de afuera, y les resulta atractivo porque con el nivel de devaluación que Argentina tiene hoy; es mucho más barato para cualquier empresa internacional investigar y generar producto de alta calidad en el país que hacerlo en Alemania o España, señaló el también ingeniero agrónomo.
Objetivos del modelo de La Rioja
El gran objetivo es incluir a la mayor cantidad de jugadores. Lo que busca el modelo riojano es “no generar una zona franca”, que esa es la gran diferencia frente a otros proyectos provinciales que terminan canibalizando el rubro y generando un modelo como el de la soja, que tiene un paquete tecnológico extranjero y un royalty extranjero.
“El problema no es que vendan afuera, sino que no derramen adentro”, lanzó Enricci.
Para que eso no pase, hay que vincular a todos los actores. “En La Rioja ofrecemos seguridad jurídica y decisión política que respalda a quienes se unen, por eso se está logrando un desarrollo en la cadena de valor. Eso es lo que La Rioja busca transmitir a los otros modelos provinciales”.
En este sentido, la alianza con la Universidad de La Rioja permitirá capacitar a los médicos y reforzará la formación académica de un proyecto que está muy bien visto en el Ministerio de Desarrollo Productivo y que avanza a pasos agigantados en sus investigaciones sobre dos cannabinoides: el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD).
LR