La fábrica de galletitas Tía Maruca bajó las persianas de manera repentina de su planta de Chascomús, dejando a 27 empleados sin su fuente laboral y en una situación irregular en tanto alegan que no han recibido aún sus telegramas de despido, pero la planta está cerrada. Los trabajadores alegan que la empresa se niega a pagar las indemnizaciones y que en cambio frecería una “compensación económica” que negociaría de manera particular con cada trabajador.
El hecho no sucedió en el día de la fecha, sino que el jueves 25 de septiembre pasado, durante el mediodía, la dirección de Recursos Humanos les comunicó a los trabajadores de la pyme que se encontraban en plena jornada laboral, que la planta ubicada en Washington y Remedios de Escalada, dejaría de operar de inmediato.
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Luego del aviso y según señalaron desde el Sindicato de Trabajadores de la Alimentación, dos camiones comenzaron a retirar los insumos y la materia prima de la planta, lo que despertó la inquietud de los empleados, quienes se mostraron con miedo frente a la ausencia de garantías, señalando que eso podría inclinar la balanza de relación de fuerza a favor de la empresa, complicando la negociación del acuerdo económico.

Sin embargo, los telegramas de despido aún no fueron enviados y los empleados consideran que quedaron cesanteados sin protección de sus derechos laborales.
Qué dicen desde el Sindicato de Trabajadores de la Alimentación
El viernes, un día después de este revuelo que se generó en la planta, se realizó una audiencia en la sede bonaerense del Ministerio de Trabajo. Dicha reunión estuvo pautada con antelación por los retrasos en el pago del medio aguinaldo. Pero el cierre de la planta de Chascomús se convirtió en el eje central del encuentro, con representantes de los trabajadores exigiendo certezas sobre la situación.
Perfil consultó a Rodolfo Daer, jefe del Sindicato de Trabajadores de la Alimentación filial Buenos Aires, quien confirmó que este miércoles primero de octubre tienen pautada otra reunión en el Ministerio para poder avanzar con esta situación.
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La situación contrasta con lo ocurrido recientemente en San Juan, en donde la empresa, tras una semana de vacaciones obligatorias, retomó sus actividades y se encuentra operativa.
La historia de Tía Maruca
La pyme Tia Maruca fue fundada en 1998 por Alejandro Ripani, quien todavía conserva una participación minoritaria. Ripani comenzó su carrera en el sector de galletitas en conjunto con su padre en la marca RC de Ramos Mejía.
En 2017, la compañía adquirió la planta Dilexis en San Juan, antes de Pepsico, sumando marcas locales como Dale y Argentitas, además de producir temporalmente las galletitas Toddy. En su momento de esplendor, Tía Maruca llegó a captar el 5% del mercado nacional.
A pesar de su expansión, desde 2019 la empresa comenzó a enfrentar problemas financieros con retrasos en sueldos y deudas millonarias, que llevaron al concurso preventivo.
En 2004, el grupo Argentun Foods compró el 50% de la compañía y asumió el control, dejando a Ripani como socio minoritario.
Por último, antes del cierre en Chascomús, Tía Maruca operaba cinco plantas en Buenos Aires (dos en Luján, dos en Ituzaingó y la que recientemente cerraron), con una capacidad total de producción de 15 mil toneladas anuales.
GZ