Los conflictos al interior de Bolivia y Chile pueden impactar en el comercio regional y afectar las exportaciones argentinas, mientras que el foco principal de preocupación, sin embargo, se mantiene en preservar la relación comercial con Brasil, más allá de los cruces entre el futuro presidente Alberto Fernández y su par brasileño, Jair Bolsonaro.
“Latinoamérica es el primer destino de las exportaciones”, explicó el director de la consultora DNI, Marcelo Elizondo. Si bien Brasil es el principal socio comercial, Chile oscila entre el quinto y el sexto lugar. “Paraguay, Perú, Bolivia y Uruguay son destinos para las exportaciones. Los países están encadenados por comercio, turismo. Un encadenamiento del debilitamiento económico, que va a ocurrir, puede perjudicar a la Argentina”, agregó el ex director de la Fundación Exportar sobre la situación de América Latina, la región de más bajo crecimiento mundial, con un 0,1%.
A las muertes y la violencia social y política que generó el golpe de Estado en Bolivia, el país que mejoró sus indicadores sociales y macroeconómicos en la última década, empieza a sumarse la salida de capitales. A la distancia, desde Wall Street, las alertas saltan y afectan también la calificación regional. De los diez mercados emergentes con la peor performance durante noviembre, seis fueron latinoamericanos. Parte de la suba del riesgo país argentino de la última semana se explicó por el contexto sudamericano, aunque en su mayoría estuvo vinculada a la incertidumbre sobre el plan para la renegociación de deuda del próximo gobierno.
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Una de las apuestas por la reactivación económica de la Argentina es el turismo. Con la devaluación, volvieron los visitantes de Brasil pero también los de Chile, no solo a las provincias cordilleranas como Mendoza, Río Negro o San Juan, sino a todo el país.
Esta semana, un bloqueo en la planta gasífera de campo Carrasco, de Santa Cruz de la Sierra, generó alertas por la posibilidad de que se interrumpan los flujos de gas hacia la Argentina. La estatal boliviana YPFB informó a Ieasa que podría haber dificultades, por lo que en el sector local pusieron en marcha planes de contingencia, según aseguraron los funcionarios locales. “Bolivia necesita los dólares, sobre todo a partir de que puede haber una salida de capitales ahora, de modo que no será una decisión política. Lo que puede darse es que haya conflictos que afecten la capacidad operativa”, señaló Elizondo.
Apertura. Las miradas, sin embargo, están puestas en la relación con Brasil y los cruces entre Bolsonaro y Fernández. Esta semana, una comitiva de la Fiesp, la Federación de Industrias del Estado de San Pablo, visitó Buenos Aires y se reunió con los industriales y los importadores locales.
A los asesores de Alberto Fernández les llama la atención el silencio de los empresarios brasileños frente a la posible baja del arancel externo común. El próximo 5 de diciembre habrá una reunión del Mercosur en la que Brasil buscará avanzar con la baja del impuesto a las importaciones a la mitad de su valor, lo que podría perjudicar a las industrias brasileña y argentina.
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El director de Relaciones Internacionales y Comercio Exterior de Fiesp, Thomas Zanotto, consideró necesario “serenar las aguas” frente a las declaraciones y procurar una ayuda mutua por el gran interés existente en el comercio entre Argentina y Brasil.
“Bolsonaro hace pesar que representa el 75% del Mercosur y quien lo quiera seguir, que lo haga”, analizó Miguel Ponce, quien define así el “Braxit”, la amenaza por parte del país de mayor peso en el bloque, que esta semana indicó que puso en marcha negociaciones con China de forma bilateral.
“Si Brasil decide abrir el mercado de manera unilateral, allí hay un riesgo”, indicó Elizondo. El crecimiento previsto para el país vecino puede jugar a favor si no se endurece la relación. “El ruido político puede generar retracción de decisiones de inversión o postergarlas”, agregó. Y no solo en lo bilateral, ya que recordó que un tercio de la inversión extranjera directa radicada en la Argentina tiene como objetivo abastecer a Brasil.
La liberación de Lula, en tanto, podría servir de contrapeso interno, lo que explicaría el apuro de Bolsonaro por definir una nueva estrategia para el Mercosur. “Uruguay y Paraguay lo pueden acompañar. Uruguay lo promueve hace mucho, desde el gobierno de Tabaré Vázquez. Y Mario Abdo, en Paraguay, es más cercano a Bolsonaro”, agrega el director de DNI.
Las diferencias con Trump y su rol en la deuda
Después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconociera a la presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Añez, en contraste con la definición de Alberto Fernández, que habló de golpe de Estado, en el mercado empezaron a preguntarse cuánto impactarán esas diferencias en la relación bilateral y la negociación de deuda, en particular la relación con el FMI, donde Estados Unidos tiene un 17% de los votos.
En el primer contacto telefónico que tuvieron después de que Fernández fuera electo presidente, Trump le comunicó que había instruido al FMI para que colaborara con Argentina, según transmitió el mismo titular del Frente de Todos.
Esta semana, en tanto, Alberto dio una señal al asegurar que no saldría del Grupo de Lima, formado por los países de la región y que hasta ahora ha sido muy crítico con el gobierno del venezolano Nicolás Maduro. Por ahora, un viaje a Washington o Houston figura como posibilidad en la agenda de Fernández después del 10 de diciembre.
Para los analistas de mercado, además del peso que puede tener Estados Unidos para allanar el camino en la negociación con el FMI, otro factor es cuál será el rol que el futuro gobierno argentino prevé darle al prestamista de última instancia, en un contexto donde se advierte que las reservas están en niveles bajos y se pone en duda la capacidad de pago. Según los CDS, los seguros contra default, hay un 98% de chances de que se incumpla un pago en los próximos cinco años.