La industria textil argentina atraviesa una crisis profunda marcada por cambios estructurales en la política económica, una fuerte caída de la actividad y un escenario de creciente incertidumbre. Desde fines de 2023, comenzó una reconfiguración de la matriz económica que provocó la combinación de apertura comercial, caída del consumo y falta de competitividad del sector productivo local, lo que ha generado un impacto significativo en uno de los entramados industriales con mayor capacidad de generación de empleo del país.
La producción textil cayó 20% interanual y se duplicaron las importaciones de China
Priscila Makari, directora ejecutiva de la Fundación ProTejer, habló con este medio y aseguró: "El panorama de la industria textil es muy complejo. Los números son realmente alarmantes. En octubre, la capacidad instalada llegó al 32,5%, una cifra realmente baja, que probablemente se profundizó en noviembre. Hoy 7 de cada 10 empresas están paradas".
A este dato, se suma un informe de la Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA), que asegura que la producción textil cayó 20,5% interanual en septiembre de 2025, lo que representa el desempeño más bajo de la última década registrado en ese mes.
Por su parte, la utilización de la capacidad instalada se ubicó en 37,1%, también la más baja de los últimos 10 años, lo que implica un retroceso de 4,4 puntos porcentuales respecto de agosto y de 14,2 puntos frente a septiembre de 2024, indicó el reporte.
“La caída de la actividad en la industria textil continúa profundizando. Es una situación que exige reaccionar con claridad y avanzar en medidas concretas en el corto y mediano plazo", señaló Luis Tendlarz, Presidente de FITA.

Caída de consumo y ventas
La perdida del poder adquisitivo ha afectado mucho a las ventas y el consumo. Con un tipo de cambio sumamente apreciado, las textiles tienen una gran dificultad para competir con los productos importados y ganar mercados de exportación. Según ProTejer, las importaciones de productos textiles e indumentaria entre enero y octubre alcanzaron 332.696 toneladas y US$ 1.450 millones, que representan incrementos de 89% en cantidades y 61% en valor.
Alberto Kahale, vicepresidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), comentó respecto del impacto de la caída del consumo en el país: "Fábricas que andaban muy bien hace dos años con una inflación del 200%, hoy están cerradas y son galpones. Hay fábricas de calzado que tenían 800 empleados que bajaron a 600, 200 y están cerradas". Desde su visión, la falta de competitividad del tipo de cambio y la apertura indiscriminada de las importaciones han provocado un terremoto en el tejido productivo del país.
Competencia desleal y el auge de la ropa usada
Las altas tasas de interés para financiar el consumo y la producción, sumado a la maraña impositiva en la que esta envuelta la Argentina, no permiten competir frente al gran incremento de las importaciones, donde el 70% son originarias de China. Makari menciona a las plataformas chinas como Shein y Temu asegurando que estas "no pagan impuestos prácticamente", generando una competencia sumamente desleal con el producto local, donde aproximadamente el 50% del precio final esta compuesto por impuestos.
Dentro del auge de las importaciones, la entrada de ropa usada a nuestro país aparece como un problema tanto económico como sanitario. En la Argentina ha estado históricamente restringida por razones de salud pública, higiene, seguridad de productos y protección de la industria local.
En 2010, el Decreto 2112/2010 estableció la prohibición de importar indumentaria usada hasta el 30 de diciembre de 2015. En 2017, el gobierno de Mauricio Macri renovó la restricción mediante el Decreto 333/2017, extendiendo la prohibición por cinco años adicionales, es decir, hasta el 12 de mayo de 2022. Al llegar el vencimiento en 2022, el gobierno de Alberto Fernández no renovó la prohibición. Sin embargo, durante 2022 y 2023 las importaciones de ropa usada se mantuvieron marginales.
Las importaciones argentinas de ropa usada se mantuvieron históricamente en niveles marginales debido a las restricciones vigentes hasta 2022. Sin embargo, a partir de 2024 y especialmente en 2025, se observó un crecimiento exponencial que modificó de manera significativa la dinámica del mercado.
El punto de quiebre comienza en 2024, aunque si bien aún los montos y cantidades importadas son bajas en términos absolutos, representan un cambio de tendencia respecto de los años anteriores. La expansión definitiva se materializa en 2025. En el período enero-octubre, las importaciones de ropa usada ascienden a US$ 3,73 millones FOB (Free On Board) y 3.521.456 kilos. Esto implica un incremento interanual extraordinario de 11.728% en valor y 26.538% en cantidad. En términos de participación dentro del total importado de indumentaria, la ropa usada pasa a representar el 11% del volumen
Este crecimiento de la importación de ropa usada debe analizarse en el marco del modelo global de "fast fashion", uno de los sectores más contaminantes a nivel mundial. Este modelo se basa en la producción acelerada, masiva y de bajo costo productivo en términos laborales, impositivos y ambientales, lo que genera excedentes estructurales de prendas que no encuentran salida en los mercados de origen.

Perdida de empleos y comparación del modelo
La directora ejecutiva de la Fundación ProTejer advirtió que "a septiembre de este año ya se perdieron 16.000 puestos de trabajo en la industria. Este número puede abultarse aún más si la situación no cambia en el corto plazo".
Al momento de comparar este modelo económico con otros periodos del país, Makari afirmó que "Argentina vivió varios procesos de apertura con golpe de ingresos. Podría pensar que tiene similitudes con los 70, los 90 y el macrismo. Pero este proceso fue mucho más veloz, más complejo en ese sentido. La China de los 90 no es la China de hoy con este nivel y velocidad de producción. Tampoco existía el ecommerce, que les dio incluso mas mercado a los productos importados".
Cómo ganar competitividad
Dentro de este contexto sumamente complicado, el universo textil exige medidas para ganar competitividad y competir de igual a igual con los importados. Makari asegura que "países como EEUU tiene medidas para proteger su industria, Europa, Brasil, Corea, el mundo desarrollado va hacia eso y argentina esta a contramano. No hay país desarrollado que no sea potencia industrial. Sin industria no hay bienestar".
Según la directiva de ProTejar, "tenemos la misma tecnología que los países potencia. La competitividad se forma por el nivel de tipo de cambio, revisar la estructura impositiva. De una prenda de vestir en una importante cadena de shoppings, el 50% del precio final esta constituido por impuestos. Además, desde el gobierno redujeron aranceles del 35% al 20% para los productos importados pero sin reducir costos a la producción nacional".
FN