ECONOMIA

¿De qué hablamos cuando hablamos de inflación?

Sin duda, la palabra de moda en Argentina es “inflación”, el término que probablemente mejor describe el duro momento que atraviesa la economía nacional. En el marco de esta “moda” muy duradera, consultoras y economistas señalaban un aumento del 5 por ciento para el caluroso enero de precios altos que acaba de terminar. Pero tanto se habla de este tema que muchas veces se ignora o no se hace una línea cronológica para comparar coyunturas y poder avanzar en estadísticas que ayuden a abordar en profundidad esta crisis económica actual que deviene del famoso concepto de “inflación”.

Inflación 20230204
Inflación | GERD ALTMANN

¿Cuál es el origen de esta palabra? Viene del latín inflatio cuyo significado está relacionado con la “acción y efecto de inflar”, en este caso, de inflar los precios. En latín o en español, muchos gobiernos argentinos han tenido que luchar contra este problema, el más conocido en este frente el que encabezó el presidente Raúl Alfonsín, el primer gobierno democrático después de la dictadura 1976-1983. Entre  las administraciones más recientes, la del presidente Néstor Kirchner tuvo solo un 8,5 % interanual, cuando dejó la Casa Rosada en el 2007.

Por otro lado, y siguiendo con la radiografía de los males de la economía argentina, ¿por qué se genera el ciclo de valorización del tipo de cambio? Se produce por la relación entre la oferta y la demanda que puede ser generada por un incremento de la oferta excesiva de dinero o bien por una súbita disminución de la demanda de este.

Volviendo a repasar desde los inicios, cabe destacar que en 1989 la hiperinflación se ve muy explicada en este gráfico que analiza la misma desde 1975 durante el gobierno de Isabel Perón, y el gobierno militar. Es un comparativo entre el aumento regular y la híper ya en el trascurso de los años 80/89. 

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El problema es tan profundo y está tan instalado desde hace décadas que se convirtió en una de las características que definen no solamente nuestra economía sino también la imagen del país en el exterior. Esa célebre pregunta “¿cómo nos ven en el extranjero?” se está respondiendo cada vez menos con referencias al fútbol y al asado y cada vez más hablando de precios desatados. En su edición del 8 de octubre del 2022, el diario británico The Guardian llegó a publicar un “foto-ensayo” sobre la inflación en el país en el que aparecía, por ejemplo, un  argentino empapelando una de las paredes de su casa con billetes de diez pesos, “que es más barato” que comprar rollos para empapelar. 

“¡¿Cuánto?! El absurdo de la inflación en Argentina”, se titula el artículo de la reportera Naomi Larsson, según la cual “el país está experimentando la inflación anual más alta en treinta años, acelerada por la pandemia de Covid-19, la reducción de los suministros mundiales de alimentos, el aumento de los costos de la energía y las consecuencias económicas de la guerra de Rusia contra Ucrania”.

Billetes argentinos
Agencia Shutterstock

“Mientras el resto del mundo se ve obligado a hacer frente a los aumentos vertiginosos de los precios, no hay una economía importante que entienda cómo manejar la vida con la inflación mejor que Argentina -agrega Larsson-. Es una realidad con la que los argentinos han estado viviendo durante gran parte del último medio siglo; incluso hoy, el banco central del país sigue imprimiendo dinero para dar cuenta del implacable déficit fiscal, mientras le debe miles de millones de dólares al Fondo Monetario Internacional”.

De todas maneras, Argentina está en año electoral y, una vez más, se dan a conocer las posibles recetas para controlar a esta bestia económica que tiene al país bajo su sombra. Con espítu optimista, PERFIL consultó a varios referentes políticos y económicos cuales son sus claves para poder, de una vez, enfrentar con éxito la inflación. 

Martin Tetaz, diputado naciona UCR-PRO, nos dijo: 

Tenemos que hacer lo que hicieron todos los países de la región, no puede ser que Argentina no lo pueda resolver. Lo hicieron Paraguay, Chile, Colombia: no importa la ideología, es una cuestión técnica, no ideológica. 

El punto número uno es la independencia total del Banco Central, el presidente no puede nombrar nunca más a su director. Eso significará que no se podrá más financiar desde allí al Tesoro. 

Además, hay que ir a una unificación cambiaria. Dependiendo de las reformas, se puede ir al tipo de cambio oficial de hoy o al tipo de cambio del dólar paralelo. Es necesaria también una reforma impositiva, porque actualmente  se le saca a la producción, a las exportaciones, y se le saca al empleo. 

También hace falta una reforma del estado, achicando los regímenes de las jubilaciones de privilegio. Y, por último, la convertibilidad con el real. Igual que lo hicimos con el dólar (en los ‘90) pero con el real, así se acaba la inflación en Argentina.

Inflación por las nubes: Argentina tiene el billete de menor valor de la región
Inflación. Foto: Télam

Marcelo Ramal, economista de Política Obrera, aportó:
  
La inflación existente debe ser caracterizada socialmente, esto es, como una “inflación de beneficios”. El ejemplo más claro de ello es el de la deuda pública en pesos, que el gobierno ha indexado o dolarizado; luego, la emisión -entre setiembre y diciembre pasado- de 1,9 billones de pesos para rescatar el valor de los desvalorizados títulos de deuda. La correlativa “des-indexación” de salarios y jubilaciones hace de la inflación un instrumento confiscatorio, y el núcleo del actual ajuste fiscal.

Es necesario terminar con la carga de una deuda pública que, en condición de derrumbe, es artificialmente valorizada a costa de la población. Una economía regulada conciente y socialmente, debe reorganizar la economía desde los intereses del mundo del trabajo. A través de su acción y control, deberá establecerse un ordenamiento económico que parta del interés de los que viven de su trabajo.

Y Matías Surt, economista de la Coalición Cívica, señaló: 

No hay forma de contener y mucho menos de bajar la inflación si no se ataca de forma decidida el desequilibrio fiscal que es el que genera el desequilibrio monetario en una economía sin crédito. Por lo tanto, para bajar la inflación se tendrán que hacer las reformas necesarias para conseguir y sostener en el tiempo una situación fiscal equilibrada. Esa es la base.

Pero también es cierto que, en el corto plazo, independientemente de lo que se comience a hacer en el plano fiscal-monetario, la corrección de precios relativos tiene impacto en la tasa de inflación. Tarifas, dólar, precios controlados de varios bienes y servicios de consumo masivo, son todas variables que van a tener que alinearse para que la economía funcione correctamente.

La clave está en la secuencia de las acciones de ambos frentes. Cuánto más rápido se ordene el plano fiscal, menos “peligrosos” en términos inflacionarios van a ser los cambios de precios relativos. Pero también es cierto que hay precios relativos que se necesita modificar para hacer ahorros fiscales (como las tarifas), lo que habla de una interdependencia de las variables que es clave. 

Un elemento que va a jugar a favor va a ser la compresión de la brecha cambiaria. Los dólares paralelos están muy altos, en gran medida por la gran desconfianza que genera el gobierno y eso va a cambiar con un cambio de gobierno. La reducción de la brecha va a reducir las expectativas devaluatoria y, por lo tanto, inflacionarias.

Probablemente sea oportuno convivir algunos meses con un mercado desdoblado de forma oficial, hasta que la trayectoria de ordenamiento fiscal y monetario sea más clara y pueda ser internalizada por el público.

Y un tercer plano sobre el que se deberá trabajar es en cierta coordinación salarial. El gobierno deberá balizar un camino descendente de la tasa de inflación para que las negociaciones salariales no estén descoordinadas y vayan por un camino inconsistente con el resto de las variables.