La Presidenta aseguró que el que quiera una devaluación deberá esperar otro gobierno. Sin embargo, este mismo gobierno ya está ajustando los distintos valores de dólar según las actividades económicas. Sin anunciarlo, el desdoblamiento cambiario ya llegó, tanto a partir del plan del blanqueo que reconocerá una cotización más cara para el mercado inmobiliario y el ahorro, como con modificaciones impositivas que terminan definiendo tipos de cambio sectoriales para aliviar las economías regionales.
Esta semana, el anuncio de devolución de retenciones al trigo generó esperanza entre los productores de frutas –manzanas y cítricos, en especial–, olivas, azúcar, tabaco y sectores como la pesca, que vienen reclamando una reducción de las retenciones para mejorar el tipo de cambio sectorial. En el primer trimestre, las exportaciones de manufacturas agropecuarias (alimentos, no primarios) cayeron 18% en cantidades. En marzo esa baja fue del 20 por ciento.
Por eso el miércoles, en la reunión del Consejo Federal Agropecuario (CFA), los ministros de economía y agricultura provinciales volvieron a plantear la necesidad de “mejorar la competitividad” del sector y en el Gobierno reconocieron que hay medidas fiscales en estudio pero que no habrá una devaluación general, aunque el peso se deprecia a un ritmo del 20% en lo que va del año. “El objetivo no es solucionar un sector en detrimento de la mayoría. Nos preocupan todos los sectores”, explicó en función del trigo el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, minutos después de que su vice, Axel Kicillof, dijera que hay sectores que “piden una devaluación como solución a un problema que no existe”.
Según analistas, la posibilidad de anuncios sectoriales para mejorar el dólar tiene mucho de tinte electoral: permitiría recorrer el país dejando buenas nuevas de ahora a octubre. La hoja de ruta del dólar ya incluyó el tipo de cambio del vino y la miel, que por ejemplo paga retenciones del 5% para productos fraccionados y del 10% cuando se trata de ventas a granel.
Para el economista Dante Sica, “una devaluación o una formalización del desdoblamiento cambiario ya vigente en la práctica no serán suficientes. El problema central es la elevada inflación”.
Por otro lado, el Gobierno habrá desdoblado el tipo de cambio de ahorro si, en unos meses, prospera la idea oficial de que tanto el certificado para reactivar el sector inmobiliario, el Cedin, como el bono para el sector energético y de infraestructura, el Baade, se negociarán y generán liquidez en el mercado secundario. Así, competirán con el dólar paralelo y oficializarán una nueva cotización para los que quiera ahorrar en dólares, aunque de manera indirecta.
El sector de la construcción pidió que los certificados se emitan en baja denominación para que puedan aplicarse a pagos en la cadena del sector. “Sería bueno que el Parlamento incluya una línea para que se permitan también inversiones productivas”, sostuvieron desde el sector empresario. En tanto, para los importadores, el blanqueo podría ser una oportunidad para descomprimir la presión sobre los dólares del Banco Central y liberar el cepo de Guillermo Moreno sobre las compras al exterior. El presidente del Centro de Desapachantes de Aduana, Gustavo López, aseguró que en los últimos meses “las declaraciones juradas anticipadas de importación se aprueban a cuentagotas”.
El esquema de tipos de cambio diferenciados por actividad lleva a que hoy en el complejo sojero se reciban $ 3,39 por cada dólar, en línea con los $ 3,56 que reciben los exportadores de aceites vegetales y los $ 3,67 por las ventas de derivados de girasol, por ejemplo.
En tanto, el dólar paralelo cotiza a 10,03, después de haber llegado a una brecha del 100% con el dólar oficial (que cerró a $ 5,23) en la semana.
De Mendiguren: “La brecha frena inversiones”
El presidente saliente de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Ignacio de Mendiguren se mostró escéptico sobre el blanqueo de capitales y alertó por la brecha entre el dólar oficial y el paralelo. También reclamó “un plan que abarque todo” para evitar la puja entre devaluación y endeudamiento.
“Creo que tenemos que encarar la batalla de la competitividad”, apuntó el empresario textil que a fin de mes terminará su mandato al frente de la UIA.
De Mendiguren hizo foco en los problemas en sectores como el energético, el de logística, el tributario y el laboral.
El “Vasco” puntualizó que todavía no entendió cómo el blanqueo reactivará la actividad. Para la inversión, en tanto, reclamó que se cierre la brecha entre dólar oficial y paralelo para favorecer los desembolsos. Si esas inversiones se frenan y la creciente demanda no se puede satisfacer en el mercado local, provoca “inflación” o más “importaciones”, concluyó.