El Gobierno observa mes a mes la cotización de las commodities clave en la oxigenación del frente externo. En enero, el menor giro de divisas por la caída del precio del petróleo y la menor entrada de dólares por una cosecha de soja más chica jugaban a su favor, pero desde marzo la tendencia ha comenzado a revertirse. Si antes el saldo era positivo por alrededor de US$ 600 millones, ahora podría ser negativo por cerca de US$ 549 millones.
El barril de crudo cerró ayer a US$ 45,72 en el mercado de Nueva York. La Argentina importaría este año más de 86 millones de barriles. Con la cotización promedio de la semana, en US$ 43, el déficit energético sería de US$ 4.049 millones, según el Estudio Bein. Además, por primera vez en el año, YPF comenzaría a importar derivados petroleros a precios actuales. Los anteriores contratos habían sido firmados en la primera mitad de 2014, cuando el hidrocarburo cotizaba a US$ 100.
Por su parte, la tonelada de soja finalizó ayer a US$ 357,80 en el mercado de Chicago. Este año, el complejo sojero podría alcanzar el récord de 58 millones de toneladas. Según el Indec, este sector representa el 29% de las exportaciones totales argentinas. Y uno de los que más divisas genuinas generan. Sin embargo, la oleaginosa no deja de desvalorizarse: mientras en enero se encontraba a US$ 380 la tonelada y se estimaban ingresos por US$ 17.700 millones, ahora se esperan US$ 16.500 millones, según el mismo estudio. Por eso, dejarían de entrar US$ 1.200 millones. O US$ 4.500 millones menos con respecto a la campaña 2014. Ante el nuevo panorama, los subsidios que el Estado nacional reparte a la distribuidora Cammesa y a la petrolera Enarsa, ambas estatales, se reducirían de $ 143 mil millones a $ 101 mil millones. Y se aliviaría su impacto en la inflación.