Ya no se habla de “brotes verdes” sino de un “brote de volatilidad”. Así definió uno de los funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) la devaluación de finales de marzo, que llevó a la divisa a superar los $ 45, aunque en la última semana entró en baja y ayer cerró en $ 43,30.
“Los números de enero y febrero fueron menos malos de lo esperado. En nuestro pronóstico no se estaba incorporando el brote de volatilidad financiera y cómo se estabiliza el mercado tras el repricing y las nuevas tasas”, explicaron en conferencia de prensa Alejandro Werner y Nigel Chalk, el director y su segundo, respectivamente, del Departamento del Hemisferio Occidental del organismo.
Los técnicos del FMI ven “más actividad en el segundo trimestre y la posibilidad de tener un mejor resultado del sector agrícola. El aumento del respaldo para los programas sociales ayudará a mejorar la actividad”. Del otro lado, reconocieron que las tasas de interés reales “en estos momentos tienen viento de frente pero el sistema necesita esto para generar estabilidad. Es un costo a corto plazo para generar esta estabilidad. La alternativa sería mucho peor”, indicaron.
“Los pronósticos económicos son pronósticos y están sujetos a la volatilidad de la economía, sobre todo en un país como la Argentina”, justificaron frente a la pregunta de los corresponsales de medios locales en la reunión de primavera del FMI y el Banco Mundial.
Después, repitieron la declaración de rigor: “Tenemos confianza en que si Argentina continúa con los lineamientos del programa, logrará superar los desbalances macroeconómicos. No se logra en una noche y es un proceso largo”.
El jueves, Christine Lagarde dejó a su vez un mensaje para los candidatos opositores: “Sería una tontería darle la espalda al trabajo que se está haciendo”.
La última evaluación del FMI no contempló los vaivenes del dólar de marzo. El organismo recalculó la caída prevista para este año, que no será tan fuerte como esperada (-1,2% contra el 1,7%). Esta semana, las proyecciones de su World Economic Outlook marcaron, además, una inflación a fin de año del 30,5% y desempleo del 9,9%.
El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y la directora del Fondo, Christine Lagarde, se vieron ayer e intercambiaron sonrisas durante la foto de familia de los ministros de Finanzas y presidentes de Bancos Centrales del G20, de la que también participó Guido Sandleris.
Uno de los puntos fuertes del día preveía una reunión de Dujovne con su par de Brasil, Paulo Guedes, pero “por cuestiones de agenda” el encuentro no se dio, aunque no se descarta para hoy si pueden encontrar un espacio.
Pese a los malos datos de la coyuntura económica y social, en actividad, inflación y pobreza, por ejemplo, los representantes del Gobierno se reunieron con unos 400 inversores en Washington, en un evento organizado por el JP Morgan.
Allí, los funcionarios buscaron los “avances de los últimos tres años en la normalización en lo económico, como en lo monetario y financiero”, según informaron oficialmente. El objetivo es evitar una corrida financiera en medio de un año marcado por la incertidumbre electoral.
Con Lipton, el señor dólar
Los funcionarios argentinos se reunirán hoy con David Lipton, el segundo de Christine Lagarde, quien negoció con el ex BCRA, Luis Caputo, el sistema de bandas para el dólar.
Con la dolarización y fuga que llega con los años electorales como espada de Damocles, el mercado espera que ese encuentro pueda generar opciones para revisar el sistema de bandas y la posibilidad de intervenir del Banco Central ante una corrida. La semana pasada, al conocerse el informe del staff, fuentes del FMI indicaron que el organismo cree que el sistema actual es manejable. De todas formas, admitieron que ante un evento desproporcionado, se podrían tomar nuevas medidas. El Fondo Monetario habilitó el desembolso de US$ 10.800 millones y a partir del lunes el Tesoro licitará US$ 60 millones diarios para contener la divisa.
