El Banco Central de Brasil admitió que sigue con atención la devaluación del peso, algo que también hacen los empresarios del principal socio comercial, aunque preocupa más que no se aprueben las declaraciones juradas anticipadas de importación (DJAI) o que se frenen productos en la Aduana.
En diálogo con PERFIL, el director del Departamento de Relaciones Internacionales y Comercio Exterior de la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (FIESP) –la central fabril más fuerte de Brasil–Thomaz Zanotto, reconoció que se encarecen las exportaciones brasileñas pero consideró que el principal problema es “que los productos (brasileños) no entren”.
—¿Cómo impacta esta devaluación en la relación?
—Vuelve más competitiva a la Argentina con relación a lo que importa de Brasil y China. Para nosotros encarece nuestras exportaciones y así un producto nacional argentino compite mejor con los importados, como el calzado argentino. A su vez, las exportaciones argentinas de trigo van a generar más dinero para el país. Pero esto también afecta a los precios de los importados, como la energía.
—¿La devaluación del real alcanza para acompañar?
—El caso de la Argentina es más preocupante por la caída de las reservas internacionales. Pero no fue sólo el peso argentino el que se depreció, también sucede en otros países emergentes como Turquía y la India. El real también tuvo una depreciación y ayer (por el jueves) se estaba negociando a futuro a 2,60 reales por dólar.
La devaluación del real no acompañó y los productos brasileños en el corto plazo se encarecen, pero el problema más grave es que los productos no entren, por un motivo u otro, como las declaraciones juradas anticipadas de importación.
—¿Notan una mejora en la fluidez del comercio con la Argentina?
—El comercio bilateral, por lo que podemos observar, no está en una situación óptima pero la Argentina es un gran comprador de productos manufacturados brasileños y la situación es compleja. Por eso siempre es mejor que la contigencia se haga antes de que el producto sea vendido, negociado y no cuando ya está en la Aduana. Por ejemplo, Brasil exporta ropa de verano en septiembre, octubre, para llegar a la temporada. Pero este año se perdió por las demoras en la frontera. Esos problemas son los que se debe tratar de evitar, como con los alimentos estacionales y perecederos.
—¿Tuvieron contacto con las nuevas autoridades?
—No nos hemos reunido aún. El presidente de la Fiesp (Paulo Skaf) tiene una relación bastante buena con la Argentina. La tenía con Guillermo Moreno. Era una relación buena, aunque no era fácil. Entendemos que el espacio de maniobra es muy pequeño. Sin crédito de los mercados externos, con necesidades grandes de importación de energía, se ve una situación compleja.
Reajuste. “Los empresarios brasileños miran atentamente los acontecimientos del dólar porque sin duda, una desvalorización del 18,5% en menos de un mes es un número que asusta”, aseguró el consultor de Center Group radicado en Brasil, Gustavo Segré. “Pero son conscientes de que se trata más de un reajuste porque el dólar no acompañaba la inflación. Y el tipo de cambio es sólo una variable para las exportaciones”, relativizó.
El analista explicó además que un aumento de las exportaciones argentinas –y disminución de las importaciones por el aumento del dólar– a Brasil, puede descomprimir la presión que los gobiernos tenían en función del elevado superávit a favor de Brasil.