Tras la renuncia de Exequiel Espinosa a la presidencia de Enarsa, esta semana se dará un nuevo round en la pelea entre el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el vice de Economía, Axel Kicillof, por el control de la caja de la petrolera estatal que maneja los contratos de importación de gas boliviano y el licuado que llega en buques metaneros.
Con la salida de Espinosa, Enarsa se quedó con cuatro directores y para poder aprobar pagos es necesaria la firma de cinco. De Vido, que por Planificación tiene la mayoría de las acciones de la compañía, intentará ubicarse personalmente en el lugar vacante o designar a un representante que podría ser el actual director de la empresa, José Granero.
Kicillof, por su parte, apuesta a que Juan José Carbajales, de La Cámpora, sea promovido de director a presidente y además nombrar a otro de sus economistas con postgrado de confianza en el directorio.
El domingo 5 de mayo pasado, PERFIL publicó que De Vido trataba de cercar la expansión de Kicillof en Enarsa, al pasar el control de buena parte de los contratos de construcciones de centrales eléctricas y de la ampliación de una destilería a la subsidiaria Enarsa Servicios, en la que los representantes de Kicillof no tenían control.
La respuesta a ese movimiento fue la decisión de que Espinosa se diera por renunciado. Espinosa, uno de los acompañantes de Antonini Wilson en el vuelo de la valija, también era cuestionado por presuntos sobreprecios en la contratación de servicios portuarios para los metaneros.