ECONOMIA
RECESIÓN

Estalló la UIA: Funes de Rioja hace equilibrio entre las pymes y el pacto de no agresión con Milei

El abogado se reunió a solas con funcionarios de Caputo y se llevó una tibia promesa para el acceso a dólares de las alimenticias. Un empresario pyme explotó por la crisis industrial y acusó a las grandes de manejar la UIA. Sorprendió la respuesta de un CEO.

Caputo junto a Funes de Rioja
Caputo mantiene diálogo con Funes de Rioja de la UIA | NA

El clima dentro de la Unión Industrial Argentina (UIA), una de las entidades empresarias nacionales más representativas y plurales en su integración, está en plena conflictividad. En la reunión de la Junta Directiva, a donde acuden representantes de todas las regiones y sectores industriales, se rompió el tono monocorde con el que se hablaba, tanto de la reforma laboral, como de la estrepitosa caída de la actividad fabril. Un empresario pyme se quejó, a viva voz, de esa situación y les apuntó a las grandes empresas de ser responsable de esa actitud pasiva ante la crisis. Como respuesta, el CEO de una alimenticia le aconsejó: “Si estás incómodo, ándate a CAME (una de las cámaras nacionales que representa a comercios y pymes)”.

La ruptura de la paz de cementerio por la que atravesaba la UIA, que se inició el martes, pero que promete recrudecerse, fue anticipado por PERFIL. “La realidad te alcanza”, solía decir un expresidente de la entidad, en épocas en donde el discurso oficial chocaba contra los números fríos de la recesión industrial durante el macrismo. El Centro de Estudios Económicos (CEU) fabril confirmó que 15 de 16 sectores revelados mostraron un rojo en sus actividades, lo que abrió la grieta pragmática: el bolsillo mata a la ideología, y cualquier alineamiento conceptual se termina con la imposibilidad de pagar sueldos, por caída del consumo.

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Justamente, luego de la presentación de los números negativos, el presidente de la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA), Román Queiroz, estalló en ira y denunció, ante sus pares, que “la UIA dejó de representar los intereses de las pymes” y que “está conducida por los intereses de las grandes empresas”. Por primera vez, después del destierro de varios empresarios díscolos (como el salteño de Celulosa Argentina, José Urtubey, y el aceitero de la poderosa AGD y recientemente expresidente industrial, Miguel Acevedo) de la conducción de las multinacionales y CEOs de poderosas fábricas locales, un dirigente se plantó.

Tuvo consecuencias: al menos una veintena de colegas lo llamaron para felicitarlo, aunque se excusaron de sumarse a la rebeldía pública por temor a “represalias”; y apenas un par de llamados que alcanzaron para sopesar: “Si no estás de acuerdo, ándate a CAME”, le dijo al maderero un encumbrado empleado de una alimenticia, según testificó una fuente del entorno industrial.

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Los números de caída de la actividad industrial pusieron en alta tensión a las fábricas, que comenzaron a advertir que no llegan al prometido segundo semestre. “El clima está muy caldeado en las pymes. La caída de actividad es muy grande y la gente está nerviosa, porque con la venta que tiene no pueden bancar los costos de mantener abierta la planta”, admitió a PERFIL uno de los integrantes de la mesa de conducción de la UIA. El destino, según el mismo empresario, es inequívoco: “Esto termina con cierres de plantas y gente si trabajo”.

Según otro representante sectorial, el argumento esgrimido por los CEOs de las grandes empresas que conducen la UIA es el respaldo a las políticas tomadas por el presidente Javier Milei, que beneficiarán al sector privado, gracias a reformas laborales e impositivas. “La gran pregunta es ¿cuántos meses falta para que aparezca el crecimiento? Porque, cuantos más meses tarde, más problemas van a tener las empresas. Y con menor consumo, pérdida de empleos y cierre de empresas, el círculo es negativo y se transforma en el gran problema”, se lamentó un dirigente que, aun crítico, está más cerca del círculo que apoya al Gobierno.

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La reacción de Queiroz tiene un antecedente. Al cónclave empresario llegó con un fuerte malestar, debido a que el sector maderero, al que representa, mostró caídas con picos de hasta un 60% en la producción. Pero justo el martes, el Gobierno anunció la apertura de las importaciones, junto con beneficios impositivos, para los productos de la canasta básica. En medio de las restricciones de dólares para la compra de insumos para las fábricas nacionales, esa medida crispó los ánimos fabriles.

Pero en FAIMA ya habían detectado ingresos de productos terminados que afectaron al sector. “Es importante alertar a las autoridades sobre los incrementos observados en la importación de muebles durante enero de 2024 en comparación con el mismo mes del año anterior. Por ejemplo, se observa un importante incremento del 191% en la importación de muebles de madera para dormitorios y un aumento del 134% en muebles de madera para oficinas. Esta situación ya está generando reducciones en las jornadas laborales, adelanto de vacaciones, suspensiones y la posibilidad inminente de despidos masivos en las empresas locales. Si esta tendencia persiste, podría tener consecuencias devastadoras en el corto plazo”, sostuvo un comunicado de prensa.

Una visita bajo la luz de la oscuridad

El presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, aceleró los trámites burocráticos y visitó de urgencia al secretario de Comercio, Pablo Lavigne, para expresarle el malestar de los industriales, aunque especialmente de la Coordinadora de Industrias de la Alimentación (COPAL), que también preside. El funcionario que responde al ministro Luis Caputo desestimó la posibilidad de dar marcha atrás con la medida anunciada para la liberación de importaciones de productos de la canasta básica y algunos adyacentes.

Sin embargo, le dio una luz de esperanza al abogado laboralista: “COPAL transmitió la preocupación y disconformidad por la discriminación y perjuicio a la industria nacional. La competencia ya se da con las más de 10.000 empresas que forman el sector. Tomaron el punto en el Gobierno y dijeron que van a evaluar alguna medida para importación de insumos para el sector”, confiaron fuentes de una empresa alimenticia, consultada por PERFIL.

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Caputo aseguró, en su visita a las empresas de capitales estadounidenses radicadas en la Argentina, que las productoras le habían confesado maniobras especulativas con el pricing de los productos, a la espera de una crisis financiera. Por ese motivo, jugó a favor de los supermercados y les abrió la puerta para comprar en el exterior los productos que, hasta el momento, adquirían en el mercado interno. De hecho, ante el cambio de estrategia comercial que el jefe del Palacio de Hacienda les había pedido a los industriales, elogió a un supermercado.

Lo cierto es que los propios colegas de Funes de Rioja lo acusan de ser funcional al “acuerdo de no agresión” que habrían sellado las grandes empresas con el gobierno de Milei. “Yo no soy ningún obsecuente”, se atajó el abogado laboralista, que llegó al poder gracias al respaldo de Techint, Arcor, Ledesma y las automotrices. Le recordó a Queiroz que se puso al frente de los reclamos contra el gobierno saliente de Alberto Fernández. “Justamente, eso es lo reprochable. Antes, la UIA se quejaba todo el tiempo por las SIRA y el respeto a la República. Ahora, que estamos rumbo a la quiebra y todo se hace por DNU, parece que se acordaron de ser diplomáticos”, espetó un empresario pyme, ante PERFIL.

AM / ED