El CEO de la Corporación América, Eduardo Eurnekian envió un mensaje a propios y extraños para desmentir un artículo de PERFIL de la semana pasada en el que se afirmaba que “allegados” a su empresa indicaban que había diálogo con empresarios para hacer una vaquita y comprar el juicio a los litigantes para facilitar un acuerdo rápido por la deuda y salir del default. “En las actuales circunstancias, y dada la seriedad que el tema de la deuda amerita, es imperativo dejar de hacer comentarios y que todos nos callemos la boca”, indicó en un correo electrónico enviado a este diario.
En el mismo correo, subrayó, como se había indicado en la propia nota en cuestión, que “no lidera iniciativa alguna para la compra de la deuda con los holdouts ni está trabajando en ese tema junto a los empresarios mencionados”. En declaraciones a la agencia Bloomberg, sí había dejado en claro, como se indicó, que tenía voluntad de ayudar pero que no de encabezar ninguna operación.
Por otra parte, Eurnekian, que esta última semana estuvo con reuniones en Nueva York, sí confirmó que mantuvo hace un mes un almuerzo con el dueño de Newsan, Rubén Cherñajovsky, el principal ensamblador de electrodomésticos del país, pero que allí hablaron de otros temas. Cherñajovsky es uno de los empresarios más afectados por el cepo importador que se extremó desde el default. Le están dando el 40% de las divisas que necesita para comprar insumos y se vería beneficiado con un arreglo. En igual sentido, hace unas semanas había hablado Claudio Belocopitt, de Swiss Medical, quien se había ofrecido para poner plata. En ningún caso hay confirmaciones, son sólo muestras de voluntad.
Sorprendió, sin embargo esta semana el ex asesor de Lula en política exterior, Marco Aurelio García, que en declaraciones a Ambito Financiero en Brasil dijo tener conocimiento de que había tratativas de empresarios argentinos para conseguir un acuerdo que liberara la situación financiera del país. En ese punto, cobran sentido las palabras de Eurenkian: “Es imperativo que todos nos callemos la boca”. Cualquier indicio de que el Gobierno avala negociaciones podría gatillar en un futuro la cláusula RUFO.