En la última medición oficial del Indec, con un mayo de 7,8%, hubo un rubro que pasó la barrera de los dos dígitos. La vivienda marcó 11,9% el mes pasado.
En ese combo, figuran los gastos de alquiler, tarifas y también están los combustibles, cuyos precios son sensibles a las variaciones del IPC por el acuerdo de precios que las petroleras firmaron con el Gobierno.
La posibilidad de que este mes se repitan esos dos dígitos por el impacto y el derrame que cualquier suba de las naftas tienen en toda la economìa encendió la alerta naranja en el equipo económico.
Tanto tarifas como combustibles dejarán de subir hacia fines de año porque sus incrementos están de la mano de la reducción de subsidios que el gabinete económico comprometió en las renegociaciones con el FMI. Mañana, un equipo técnico viajará a Estados Unidos para acelerar la renegociación del acuerdo que prevé un desembolso crucial para cubrir los vencimientos de los próximos sesenta días. (Ver página 19).
Con ese casi 12% en el rubro en cuestión, las petroleras hicieron otra lectura que encendió prontamente el malhumor en el ministro de Economía, Sergio Massa.
Algunas petroleras pretendían aplicar aumentos de hasta el 5,5%. En el equipo económico deslizan que incluso se llegó a hablar de 8% desde el sector privado.
Fueron horas de furia. Y Massa personalmente habría llamado a los responsables de las petroleras para dejar claro que el techo máximo de suba es de 4,5%, incluyendo YPF. Efectivamente, el incremento fue ese a partir de ayer a la madrugada, lo que representó una suba de once pesos en el litro.
“Este ajuste contribuye a compensar la variación del tipo de cambio oficial, las diferencias en los costos logísticos y de operación, el achicamiento de la brecha entre grados de combustible y el aumento de precios de biocombustibles”, indicó la petrolera en un comunicado.
Massa apuesta a que la desaceleración continúe este mes e incluso en julio, cuando se ingrese al tramo final de las PASO. El titular del Palacio de Hacienda quiere frenar que se recaliente la inflación como en abril.
Lo que más habría irritado al ministro es que existe una mesa de diálogo con las petroleras para discutir los aumentos y que la empresas del sector operaron en pos de subirle el techo a la suba ya autorizada por el ministro.
De todos modos, en el sector descuentan que probablemente hay que renegociar el acuerdo de precios para la segunda mitad de este año.
En el gabinete económico quieren evitar un plan de ajuste sobre la clase media, que es lo que el sector más duro de la coalición gobernante le reprocha a pesar de ese objetivo. Por eso, desde la perspectiva del Palacio de Hacienda haber podido mostrar por primera vez desde comienzo de año un dato concreto de “desaceleración” inflacionaria fue clave y no quieren ponerlo en riesgo en los próximos sesenta días.
Claro que ese “dato troncal” es haber bajado de 8,4% a 7,8% entre abril y mayo, que es más de lo que algunos países limítrofes acumulan de inflación en todo un año, como Paraguay, Perú, Uruguay o Brasil.
Al fuego amigo, el equipo económico le retruca con decretos para oxigenar bolsillos estresados. El viernes se publicó en el Boletín Oficial el decreto 316/2023, que formalizó la decisión de que el medio aguinaldo quedará exento del impuesto a las ganancias para los salarios brutos de hasta $ 880.000.
El mismo día el decreto 315/2023 estableció el aumento del 41% en la escala del monotributo.
Hoy por hoy existen 4.781.614 de monotributistas, de los cuales la mayoría pertenece a la menor categoría de facturación.
En el intercambio acalorado del fin de semana, el ministro les recordó a las petroleras que presionaron por mayores aumentos que desde su gestión se aceleró todo lo vinculado con Vaca Muerta y con el gasoducto Néstor K, que reclamaban desde que asumió el presidente Alberto Fernández.