La clase media argentina expulsó a 1,2 millones de personas que pasaron de clase media a clase media baja y a ser pobres, en los últimos cinco años. Esto llevó a que la clase baja aumentara en 3,2 millones de personas y la media baja en 500 mil. Actualmente, 12 millones de argentinos son considerados pobres, según un estudio realizado por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA).
Este importante deterioro social está explicado por el constante aumento de la inflación por encima de los salarios. Para salir de la decadencia es necesario ordenar el estado en sus tres niveles y modernizar las instituciones laborales para generar empleos de calidad.
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La decadencia de la clase media argentina
Tomando como objeto de medición la Canasta Básica total se pueden trazar dos escenarios con cinco años de diferencia, en donde se observa una importante caída de la clase media en Argentina. Cabe destacar que no es un fenómeno nuevo, sino que se viene dando desde hace varias décadas con vaivenes.
En el año 2016, el mayor porcentaje de la población (48%), era considerado clase media, y sólo el 32% eran considerados bajas o pobres, de acuerdo con el INDEC, al no poder cubrir la Canasta Básica Total. El 9% de la población pertenecía a la clase alta, y el 11% a la clase media baja que es el segmento de la población considerado más vulnerable de caer en la pobreza.
En el segundo trimestre 2021, la movilidad social fue descendente: el estrato social más grande, con 41% de la población, fue el segmento bajo, con casi 12 millones de argentinos considerados pobres.
La clase media disminuyó a 41% de la población. Se achicó también la clase alta (5%) y creció la clase media baja (12%) que se vio engrosada por la caída de la clase media.
“¿Qué explica el profundo deterioro social en los últimos cinco años? Uno de los principales factores que explica esta movilidad descendente es que la inflación crece por encima de los ingresos de las familias. Dentro de ellos, la erosión que produce la inflación sobre la remuneración del trabajo informal es el fenómeno social más importante porque es la principal fuente de ingresos entre los estratos sociales más bajos. También impacta sobre el poder de compra de las prestaciones sociales e incluso deteriora los salarios formales”, detalla el informe de IDESA.
Trabajo precario
Para especialistas del mercado laboral, lo que aumenta es el empleo precario. A principio de este noviembre, el Ministerio de Trabajo informó que el empleo registrado aumentó en agosto un 2,8% interanual. Jorge Colina, presidente del Instituto para el Desarrollo Social Argentino explicó que este incremento se debe a los monotributistas y no del empleo asalariado privado registrado.
Si bien este tipo de trabajo es creado por el sector privado, el mismo es no asalariado, es de baja remuneración y posee condiciones precarias e inseguras. Agustín Salvia, director del Observatorio de la UCA, afirmó que lo que más deteriora a la clase media es la inflación. "Sin embargo, no hay que invisibilizar la falta de trabajo, la necesidad de ocupación laboral. Es importante un plan que genere mejor empleo de calidad, y que se cree un proceso virtuoso en donde la clase pobre pueda ocupar los puestos que antes ocupaba la clase media", detalló.
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Salvia agregó que además crece el privado- autónomo dentro de la informalidad. En esta línea, la coordinadora de investigación Giordano dijo que el problema del mercado laboral viene desde antes de la pandemia. “El tema es que el empleo registrado asalariado no crece desde 2012, sino el empleo público y el cuentapropismo”, indicó.
Situación que tiene “enormes implicancias para lo que es la clase media, media baja” porque de este tipo de trabajo es de donde perciben sus ingresos. “Lo que los puede sacar de ahí es conseguir un trabajo de calidad. En este punto hay que decir que las leyes laborales tienen 50 años y les hacen falta una reforma porque no incentivan ni generan empleo de calidad”, concluyó.
Posibles alternativas para mejorar la calidad de vida
Virginia Giordano, economista y coordinadora de investigaciones de IDESA, manifestó en diálogo con PERFIL que hay que pensar en bajar la inflación con medidas tanto al corto como al largo plazo. En el primer caso, lo esencial es disminuir el gasto público y la emisión monetaria con un programa que sea creíble. “Si bien la inflación es multicausal, las dos nombradas son las principales”, indicó la especialista.
En lo que respecta a medidas a largo plazo la cuestión es lograr un “ordenamiento del estado para poner cada cosa en su lugar, con medidas hacía un uso más racional del gasto público”.
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“Este es el camino para construir un Estado financieramente sostenible y con capacidad para administrar instituciones que den competitividad y produzcan buenos servicios a los ciudadanos y la producción. Bajo estas condiciones la inflación dejará de erosionar los ingresos de las familias y se creará un contexto favorable para la inversión privada. Esto, junto con la modernización de las instituciones laborales, es la manera genuina de sacar a la gente de la informalidad y, con ello, de la pobreza”, detalla el informe.
Por su parte, el director del Observatorio de la UCA expresó que "en lo que va del siglo XXI nunca hubo un horizonte ni un plan de desarrollo". Consideró fundamental que haya un programa integral y no una serie de medidas aisladas.
¿Y las tarifas?
Los subsidios a las tarifas de servicios públicos se encuentran en el ojo de la tormenta. El Estado subsidia el 60% de ellas, sólo en lo que electricidad el desfase es del 60%, y poder sostener esta intervención del Gobierno es lo que más engrosa el gasto público.
Al consultarle a la economista Giordano, por cuál sería el proceder para hacer la actualizar lo necesario sin seguir afectando de lleno a la clase media, respondió: “No es cosa de ajustar a lo pavo, sino de ordenar. Hay gente que realmente lo necesita. El punto es dárselo a esos usuarios; y no como pasó, por ejemplo, con el IFE que se lo dieron a gente que mentía en sus datos y no lo necesitaba”.
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En este orden, Salvia aseguró que es necesario ponerse al día con las tarifas para que ese dinero destinado a consumo, se destine a inversión en crédito, y por ende, se genere empleo y recursos. "Hay que entender que igualmente no es una situación fácil porque aunque la actualización sea focalizada, se va a producir un costo social en las zonas grises e intermedias como la clase media", señaló.
La situación de la clase media es compleja. La salida económica sugerida por los especialistas es la disminución tanto del déficit fiscal como del gasto público, y la creación de empleo genuino con inversiones promovidas por el Estado.
LR cp
