Un equipo encabezado por el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, partirá este miércoles por la noche rumbo a Washington para cerrar la remodelación del acuerdo de pago de la deuda externa que la Argentina tiene con el Fondo Monetario Internacional. La confirmación del viaje llegó en momentos en donde se había iniciado un clima de incertidumbre sobre la negociación y las urgencias por la pérdida de reservas del Banco Central, que comenzó a incidir en las cotizaciones de los dólares paralelos y prometía generar ruidos en el control cambiario y una consecuente incidencia en la presión inflacionaria.
Fuentes del Palacio de Hacienda confirmaron a PERFIL que este miércoles por la noche Rubinstein, el jefe de Gabinete, Leonardo Madcur, y el vicepresidente segundo del BCRA, Lisandro Cleri, "tienen pasaje" comprado en un vuelo comercial que partirá desde Ezeiza con destino a la capital de los Estados Unidos. Los funcionarios, que fueron los encargados de mantener las conversaciones diarias, vía zoom, con el staff del FMI, llevan consigo la "resolución" de la negociación. Massa había prometido enviar a su equipo técnico sólo cuando el acuerdo estuviera cerrado, para que no los tengan de "rehenes" en los momentos de mayor tensión.
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"Es una negociación dura, como todas, en donde cada uno quiere defender su metro cuadrado", admitió la fuente de primera línea que este medio consultó. Ese mismo integrante de la mesa de conducción económica descartó la posibilidad de extender por mucho tiempo el acuerdo o, incluso, postergarlo hasta después de las elecciones. Esa teoría, que había sido sugerida por un economista con experiencia en negociaciones internacionales, señalaba que las urgencias actuales de la macroeconomía ponían en un segundo plano al acuerdo, según pudo reconstruir PERFIL.
Economía descartó una ruptura de la negociación
"Se cierra", aclaró, contundente, la fuente del Palacio de Hacienda. La fecha de despegue del avión, con ticket en mano, buscó quitarle incertidumbre a las especulaciones que se habían tejido anteriormente. El propio Massa había asegurado públicamente, cuando participó hace dos semanas atrás en la convención anual de la Cámara de la Construcción, que el cierre del acuerdo con el FMI era "en las próximas horas". Este medio había adelantado que la letra chica estaría esta semana, pero sin fecha, porque las fuentes habían señalado que aún quedaban puntos sensibles para debatir.
Todavía no quedó estampado el monto de los desembolsos que llegarán al país para hacer frente a la demanda de dólares que enfrentará Economía en los próximos días. Más allá de los casi USD2.900 millones de vencimientos con el propio FMI, deberá devolver los yuanes usados para el pago del parcial de los vencimientos de junio y para los bonos soberanos, en torno a los USD1.000 millones que operaron el domingo pasado.
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Hubo tres puntos que complicaban el cierre de la negociación por el repago de la deuda: el poder de fuego para intervenir en el mercado y evitar una devaluación brusca; el uso de los dólares para sostener la actividad económica, vía pago de importaciones; y la creación de una caja chica que esquivara el ajuste fiscal reclamado por el organismo multilateral de crédito en el acuerdo original. Una de las herramientas impuestas por el FMI era la actualización del tipo de cambio para evitar que se escapen las reservas internacionales del BCRA, punto que fue resistido por Massa, según las fuentes consultadas.
La mirada del mercado
La jornada cambiaria del martes se mantuvo en una tensa calma, con un dólar blue que llegó a rozar los $500, con la alerta de reservas en negativo al borde de los USD7.000, según el promedio de las estimaciones de las consultoras. Si bien la brecha con los dólares paralelos se mantiene por debajo del 90%, “las dudas que surgieron ante la espera de la partida de la comitiva de Massa a Washington” pusieron alerta, aunque “todavía no son tensiones cambiarias”, aclaró el director asociado de Eco Go, Sebastián Menescaldi. Mientras que el presidente y socio de la alyc Patentes y Valores, Santiago López Alfaro, dijo que los movimientos del dólar de inicio de semana pueden estar influenciados por el tema FMI como por la caída de las reservas del BCRA, aunque aclaró que “con 7% de inflación mensual”, la divisa norteamericana “debería subir $35 por mes”. “Así que no veo nada extraño que suba un poco”, aclaró.
Por su parte, el jefe de Research de Ecolatina, Santiago Manoukian, desestimó un recalentamiento cambiario por la suba marginal de los dólares paralelos e, incluso, afirmó que “es esperable que vayan subiendo, siguiendo la nominalidad en la Argentina”, y dijo que desaconsejó que se produzca un atraso “en el marco de esta endeble macroeconomía”, para “evitar que después peguen un salto importante del 20% en 15 días, como ocurrió a finales de abril, cuando el dólar, que hoy está a $500, en ese momento y a precios de hoy llegó a estar a $575”. “El Gobierno está logrando mantener la brecha relativamente estable y anestesiada por debajo del 100%, como estrategia para evitar que cualquier nueva disparada afecte a los precios”, sostuvo, consultado por este medio.
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El escenario del segundo semestre será “hostil”, en términos de reservas internacionales, que en la actualidad está en terreno negativo en torno a los USD6.500 millones según el cálculo de Ecolatina. Por eso, las tensiones cambiarias van a seguir estando al acecho. “El Gobierno no tiene margen de conseguir dólares extraordinarios como sucedió en septiembre del año pasado con el dólar soja, cuando a esta altura del año pasado había cerca de 24 millones de toneladas para liquidar y en la actualidad hay menos de 10 millones de toneladas”, sostuvo Manoukian, quien además recordó que la dolarización preelectoral seguirá influyendo.