El carbón está en una pendiente ascendente y se espera que se mantenga de esa manera, pues la fuerte demanda asiática, sobe todo en India y China, pero también en Japón, ya había hecho subir los precios en los últimos meses.
El lanzamiento de la operación militar de Rusia contra Ucrania alentó la tendencia al alza. A principios de marzo, los precios ya superaban los 430 dólares por tonelada en un mes en el que muchas materias primas se dispararon, según datos citados por rFi.
De esta manera, el mineral regresa a la Unión Europea para intentar salvar el invierno, pues la guerra en Ucrania obligó a muchos países a volver a encender sus centrales térmicas de carbón, por la gran dependencia del gas proveniente de Rusia.
Cero emisiones netas: una promesa billonaria que acentúa la crisis energética
La resistencia de la Zona Euro a aceptar que las sanciones a Rusia afectan más a sus economías que al gigante eurasiático quedó expuesta de esta manera, pues entre las líneas rojas de la política verde que promulga la Unión Europea está el carbón. En 2021, las autoridades comunitarias adoptaron oficialmente una serie de metas a cumplir que serían la puerta para lograr la “neutralidad climática” en 2050.
En ese contexto, el deseo europeo de prescindir del suministro ruso antes de agosto está añadiendo presión a otras fuentes de suministro, lo que solo puede causar más tensión en los precios.
La crisis energética en Europa
Antes del conflicto en Ucrania, a finales de diciembre, la Agencia Internacional de la Energía preveía un aumento récord del 6% en la demanda del carbón en 2022 (para la electricidad, pero también para la producción de cemento y acero). Estas cifras serán inevitablemente revisadas al alza.
En consecuencia, países como Alemania están notando que recurrir al carbón es una estrategia de doble filo, pues en el país bávaro hasta el Partido Verde tuvo que aceptar el aumento de las emisiones. De hecho, la locomotora de Europa se encuentra a la cabeza de las emisiones de dióxido de carbono europeas.
La vecina Austria, que, obtiene un 80% de su gas de Rusia y que abandonó el carbón hace aproximadamente dos años, volvió a recuperarlo para asegurarse el invierno. En Holanda la situación es similar: mantendrá activas sus centrales térmicas de carbón al menos hasta 2024.
La crisis en Ucrania empeoraría la inflación de energía y alimentos
Al tiempo que Europa aumenta sus emisiones, organizaciones ambientalistas como Greenpeace advierten que se avecina una crisis climática sin precedentes, con consecuencias dramáticas. “El cambio climático es el mal de nuestro tiempo y sus consecuencias pueden ser devastadoras si no reducimos drásticamente la dependencia de los combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, los impactos del cambio climático ya son perceptibles”, sentenció la ONG.
En este contexto, los precios del carbón solo pueden seguir subiendo, al igual que las emisiones contaminantes. Por el momento, no hay razón para que el carbón escape a la trayectoria de otras materias primas energéticas.
SE