Durante la primavera de 2013, las producciones de uvas de mesa y para vinificar, aceitunas y frutas de carozo en las provincias La Rioja, Catamarca, San Juan y Mendoza sufrieron heladas que redujeron al mínimo o malograron la producción. De acuerdo con un informe elaborado por Aacrea, dicho fenómeno meteorológico “explica por qué durante las últimas semanas se evidenció una marcada suba en el precio de duraznos, pelones y ciruelas, entre otras frutas de consumo estacional. Cabe aclarar que, aparte de los problemas climáticos, durante los últimos cinco años la región padeció la pérdida de competitividad por el aumento de costos internos en dólares”.
Según los últimos datos publicados de Senasa, en los primeros diez meses de 2013 las exportaciones argentinas de uvas frescas se derrumbaron a causa de la creciente inflación de costos en dólares. En tal sentido, se registraron exportaciones por 26.723 toneladas versus 42.821 toneladas en el mismo período de 2012.
Este comportamiento fue consecuencia de que muchas empresas tomaron la decisión de desactivar las producciones de uva de mesa para convertirlas en pasas de uva. Esta actitud permitió reducir el costo de producción y disminuir las necesidades de mano de obra, pero generó una reducción del 50% en la facturación de las empresas.
“Las heladas les dieron el golpe final a nuestras empresas, que ya venían mal. Trabajábamos para reducir costos pero nos quedamos sin producción”, señala Juan Vizcaino, miembro del CREA Cerro Blanco, de la provincia de San Juan, y asesor técnico de una empresa dedicada a la producción de uvas de mesa, olivo, ciruelas y damascos para consumo en fresco. Los daños sufridos y la escasa rentabilidad de los últimos años hicieron un combo difícil de digerir: “Nuestra empresa, en abril, se quedará sin capital de trabajo. Además, aún no recibimos montos importantes en concepto de recupero de IVA por exportaciones”, adelanta Vizcaino.
En un reciente relevamiento realizado por el Movimiento CREA entre empresas dedicadas a la producción de cultivos regionales, se determinó que las fincas de la zona olivícola estiman una caída de la producción del 50% en promedio por efecto de las heladas.
“Ha mermado considerablemente la producción olivícola en Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza. Lo preocupante es que en algunas regiones se han perdido cosechas enteras”, señala Hermenegildo Pini, miembro del CREA Arauco de la provincia de La Rioja.
Para Pini, la crítica situación financiera de los productores comprometerá los resultados del próximo año. “Hasta 2015 no tendrán nuevos ingresos, de manera que algunos optaron por reducir labores de poda, fertilización, riego y control de plagas, lo que incidirá en los rendimientos de la próxima campaña”, apunta.
Entre los cultivos más comprometidos se encuentran la ciruela, el damasco, los duraznos y los pelones, con pérdidas casi totales en la zona cuyana. La misma situación enfrentan los productores de almendras. Ante este panorama, se estima una merma significativa en la contratación de personal.
Según estimaciones de los CREA de la zona, dos tercios del costo de producción de las fincas sanjuaninas corresponden a mano de obra. Con los daños registrados por las heladas en las seis empresas del CREA Cerro Blanco, se perderán alrededor de 159 mil jornales en el ciclo 2013/14, que equivalen a un monto superior a 30 millones de pesos.
“El impacto de la reducción de mano de obra en la región de Cuyo será importante. Eso tendrá graves consecuencias para el empleo de las comunidades locales”, afirma Ruiz Toranzo.
A futuro, el técnico prevé un escenario económico complicado para aquellas empresas sin respaldo financiero. “Disponer de recursos suficientes para cosechar la próxima producción, durante los meses de febrero y marzo de 2015, será una quimera”, anticipa.
Ante un panorama económico y climático desalentador para las economías de Cuyo, los productores ven comprometido el normal funcionamiento de su negocio y el empleo para muchas personas de las comunidades locales. Según el informe elaborado por Aacrea, “la reciente modificación de la paridad cambiaria no modificó sustancialmente esa realidad desfavorable porque continúan incidiendo los altos costos de producción, la elevada presión impositiva, las limitantes de infraestructura y otros factores que erosionan la competitividad de los productos regionales”