No bien asumió Macri, y antes de ceder su empresa a Germán Efromovich, dueño de Avianca, empezó a interceder en los viajes de la Casa Rosada, a través de las gestiones de su hijo Diego. Pero ante las primeras suspicacias, se desprendió de la compañía, aunque ahora vuelve a estar en la mira tras el temblor en Aerolíneas. “¿Vos creés que me ofreció algún puesto? Nunca me ofreció nada”, aclara, enérgico.
Diálogos. Asegura que se reunió tres veces con la ahora ex jefa de Aerolíneas. “A todo me dijo que no. Yo le erré, le quise decir lo que éramos nosotros y ella no sabía de qué le estábamos hablando”, rememora. “Cometió un pecado capital: no puso los diez tipos que necesita para manejar Aerolíneas Argentinas. Y eso es lo que van hacer ahora”, analiza, mientras espera empezar a operar en el país, sin guardarse críticas para la gestión de la aerolínea de bandera. “Eso de la línea de bandera es un invento de un sindicato, ¿cuál es la línea de bandera de Estados Unidos? En Brasil desapareció Varig y no hubo ningún problema. Hoy tienen Gol, TAM, Azul, las mayores compañías”. dispara.
—¿En la audiencia pública se define si van a competirle a Aerolíneas Argentinas?
—La audiencia pública es una convocatoria que no es vinculante. Este es el único país con audiencia pública y en el que hay que pedir las rutas. En otro país, si cumplo las normas de seguridad y de solvencia financiera, podría volar a cualquier destino.
—¿Cuál es su apuesta?
—Avianca viene con 12 aviones turbohélices de 72 plazas para alimentar a Aerolíneas y a LAN, un servicio como el de American Eagle. Con un turbohélice no puedo competirle a Aerolíneas. Nosotros seremos una compañía de distribución, un apoyo a la línea troncal.
—¿Pero les interesan rutas que ya brinda Aerolíneas?
— Imaginate destinos como Paraná, donde van aviones de cien plazas para traer 14 pasajeros. Así, Aerolíneas cuanto más vuela más pierde. Lo mismo pasa en los vuelos a San Juan, con aviones de cien pasajeros y viajan seis personas. Las rutas no rentables tenía que licitarlas o entregarlas, y trabajar las más rentables. En San Juan te iban a decir “no viene un 737”. Pero es lo que puden pagar.
—¿Pero no habría despidos en Aerolíneas?
—No. Sin echar gente. Si ella hubiera sido viva, lo hacíamos juntos. Yo le pagaba a ella por las rutas. Y ella usaba esa capacidad prestable para ir a Córdoba, que se la ganó LAN.
—¿Por qué a Avianca le interesa la Argentina?
—Porque no hay interconexión y creo que es un negocio. Pero no para competir con Aerolíneas Argentinas. Ninguna compañía subsistió. Ni LAPA, ni SoutherWinds. El día que este país se normalice, yo voy a ser competencia de ellos, voy a traer aviones grandes. Pero faltan años.
—¿Qué es normalizarse?
—Aerolíneas tiene que racionalizar el gasto. Un piloto trabaja 80 horas por mes y 25 días por mes. Pero en Aerolíneas trabaja 11 días por mes y 4 horas por día. Cobra $ 200 mil. Lo van a buscar en un remís. Y acá en la Argentina manda el modelo de Aerolíneas. No puedo competir. Los gremios tendrán que rever su posición. Pero Isela ya les había cerrado el 35% de aumento a partir de enero. Sobre los $ 200 mil.
—¿Macri piensa esto?
—Lo tiene claro.
Diálogos. Asegura que se reunió tres veces con la ahora ex jefa de Aerolíneas. “A todo me dijo que no. Yo le erré, le quise decir lo que éramos nosotros y ella no sabía de qué le estábamos hablando”, rememora. “Cometió un pecado capital: no puso los diez tipos que necesita para manejar Aerolíneas Argentinas. Y eso es lo que van hacer ahora”, analiza, mientras espera empezar a operar en el país, sin guardarse críticas para la gestión de la aerolínea de bandera. “Eso de la línea de bandera es un invento de un sindicato, ¿cuál es la línea de bandera de Estados Unidos? En Brasil desapareció Varig y no hubo ningún problema. Hoy tienen Gol, TAM, Azul, las mayores compañías”. dispara.
—¿En la audiencia pública se define si van a competirle a Aerolíneas Argentinas?
—La audiencia pública es una convocatoria que no es vinculante. Este es el único país con audiencia pública y en el que hay que pedir las rutas. En otro país, si cumplo las normas de seguridad y de solvencia financiera, podría volar a cualquier destino.
—¿Cuál es su apuesta?
—Avianca viene con 12 aviones turbohélices de 72 plazas para alimentar a Aerolíneas y a LAN, un servicio como el de American Eagle. Con un turbohélice no puedo competirle a Aerolíneas. Nosotros seremos una compañía de distribución, un apoyo a la línea troncal.
—¿Pero les interesan rutas que ya brinda Aerolíneas?
— Imaginate destinos como Paraná, donde van aviones de cien plazas para traer 14 pasajeros. Así, Aerolíneas cuanto más vuela más pierde. Lo mismo pasa en los vuelos a San Juan, con aviones de cien pasajeros y viajan seis personas. Las rutas no rentables tenía que licitarlas o entregarlas, y trabajar las más rentables. En San Juan te iban a decir “no viene un 737”. Pero es lo que puden pagar.
—¿Pero no habría despidos en Aerolíneas?
—No. Sin echar gente. Si ella hubiera sido viva, lo hacíamos juntos. Yo le pagaba a ella por las rutas. Y ella usaba esa capacidad prestable para ir a Córdoba, que se la ganó LAN.
—¿Por qué a Avianca le interesa la Argentina?
—Porque no hay interconexión y creo que es un negocio. Pero no para competir con Aerolíneas Argentinas. Ninguna compañía subsistió. Ni LAPA, ni SoutherWinds. El día que este país se normalice, yo voy a ser competencia de ellos, voy a traer aviones grandes. Pero faltan años.
—¿Qué es normalizarse?
—Aerolíneas tiene que racionalizar el gasto. Un piloto trabaja 80 horas por mes y 25 días por mes. Pero en Aerolíneas trabaja 11 días por mes y 4 horas por día. Cobra $ 200 mil. Lo van a buscar en un remís. Y acá en la Argentina manda el modelo de Aerolíneas. No puedo competir. Los gremios tendrán que rever su posición. Pero Isela ya les había cerrado el 35% de aumento a partir de enero. Sobre los $ 200 mil.
—¿Macri piensa esto?
—Lo tiene claro.