Tras el cambio de jefe de Gabinete, con el ingreso de Sergio Massa que reconoció la necesidad de sanear el INDEC y la salida de Alberto Fernández que siempre negó la existencia de la inflación, se sembraron pequeñas esperanza de que la inflación de julio fuera el comienzo del fin en la manipulación de estadísticas oficiales. Pero, no fue así: la inflación de julio fue de 0,4 por ciento, según informó esta tarde el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Un dato relevante, que a esta altura ya forma parte de una serie de cifras cuestionadas, es que para el INDEC los alimentos y bebidas durante el mes pasado bajaron 0,8 por ciento, aunque en las góndolas no se observe lo mismo. De esta forma, en siete meses la variación de precios al consumidor acumula una suba de 5 por ciento, aunque para consultoras privadas la misma ronde entre el 20 y 25% de aumento.
Otras perlitas del informe del INDEC (véalo completo) es que el costo de la canasta básica (CBA) de alimentos con que se mide la línea de indigencia bajó 2,5 por ciento en julio, y que, con esta caída, para el INDEC, los precios de los productos básicos que componen este grupo de alimentos aumentaron apenas 0,2 por ciento desde enero. En tanto, la canasta básica total (CBT) con que se mide la pobreza cayó 1,3 por ciento y en el año acumula un alza de 2,12 por ciento.