Tras el debut en la primera licitación de obra pública bajo el formato PPP de seis corredores viales donde todas las empresas que en abril se habían anotado en la carrera reafirmaron su interés al presentar días atrás las ofertas económicas pese a la crisis cambiaria, el Gobierno lanzará en los próximos días los pliegos técnicos para licitar bajo ese esquema la etapa inicial de la Red de Expresos Regionales (RER), que con 20 kilómetros de túnel y nuevas estaciones subterráneas conectará las líneas metropolitanas de trenes, un proyecto que estará bajo la lupa de Manuela López Menendez, la secretaria de Obra del Ministerio de Transporte, quien trabaja junto al titular de esa cartera, Guillermo Dietrich, desde la época que él era ministro de Transporte de la Ciudad de Buenos Aires. Ella se encarga de controlar precios y tiempos de ejecución de los proyectos, y participa en el trabajo técnico, administrativo, y legal en los procesos PPP de la órbita de Transporte.
Visión económica. Esta economista de 41 años recibida en la UCA y que estudió un año en Estados Unidos Planificación Urbana y Desarrollo Regional, coordinó las obras de los Metrobuses, primero en el gobierno porteño desde la Unidad de Proyectos Especiales donde desembarcó cuando Macri era el intendente de la Ciudad, y desde 2015 a nivel nacional. Los empresarios de la construcción la definen como “obsesiva” en el cumplimiento de los plazos de ejecución de las obras y en los costos. Un miembro de la Cámara de la Construcción la describió a PERFIL como “estricta en el cumplimiento de los contratos” y la tildó de “eficiente y emprendedora”. Otro empresario que integra unos de los consorcios que se presentó en la licitación de los corredores viales bajo PPP la definió como “celosa de que sus obras se terminen en tiempo y dentro de los costos previstos en la licitación, de trato cálido y correcto aunque eso no le impide ser muy estricta”. Otro referente del sector graficó: “es dura, obsesiva de los plazos, guardiana de los pesos, impone otro tipo de vínculo, pero está bien, defiende sus porotos”.
En diálogo con PERFIL, la funcionaria se reconoció en ese espejo: “Es deformación profesional, como no soy ingeniera sino economista, cuido el mango, y estoy mirando precios, cuando están todos discutiendo lo técnico, yo miro los adicionales, y pregunto porqué esto, porqué aquello. A veces me pasa que las empresas se quejan de que me meto mucho en el numerito, pero tenemos un presupuesto que cuanto más eficiente seamos en gastarlo, más podemos hacer”. Confesó que trabajar “en un mundo más de hombres” como el de la construcción al principio no fue fácil porque “(piensan) bueno es una mujer, como que la podemos pasar un poquito”, pero sostuvo que luego “se va generando la confianza”. “Cuando me siento con una empresa le digo que el primer objetivo es que la obra se cumpla en el plazo, y que cueste lo que dijimos que tenía que costar”.
Subraya que “si nosotros nos comprometemos a que los trámites administrativos sean rápidos, es importante que lo cumplamos, porque si no, la empresa también te promete y después no cumplen, y entramos en discusiones eternas”.
Madre de una niña de cuatro años, contó divertida: “Hace un año y medio viajé a China y le dije voy a comprar trenes. Cuando los ve pasar, ella los señala y le cuenta a todo el mundo que los compró su mamá”. n
