ECONOMIA
DETRÁS DE ESCENA

La tensión dentro del gabinete económico salió del placard

Las diferencias dentro del equipo que maneja la economía existen desde el primer día pero la llegada de Feletti y las elecciones lo cambiaron todo.

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Juntos pero no tanto. El ministro de Economía Martín Guzmán y el titular del BCRA, Miguel Pesce, negociadores con el Fondo Monetario. | cedoc

El minué de dardos que se dispensaron esta semana los diferentes integrantes del equipo económico puede haber sorprendido a algún distraído ciudadano de a pie pero, en el fondo, las tensiones que recorren los pasillos del Palacio de Hacienda (en un sentido simbólico y amplio para englobar a los economistas que “manejan las riendas” de la economía) asomaron en el mismo momento en que asumió el gobierno del presidente Alberto Fernández.

Hubo desde el minuto uno diferentes diagnósticos y, por lo tanto, diferentes recetas para recuperar la actividad económica. Sin embargo, la pandemia, la fase dura del covid-19, puso entre paréntesis esas tensiones que, en el fondo, siempre respondieron a los crujidos entre el Presidente y la vicepresidenta. A dos años de gobierno y tras el resultado de las elecciones legislativas 2021, el tablero cambió.

Ya no es solo Guzmán quien carga con los cascotazos, también Feletti

La sensación es que los economistas albertistas hoy sienten que un jefe los respalda. Pero en el fondo, se sigue jugando el mismo partido por el mismo campeonato y con casi los mismos jugadores.

Desde las PASO ( el 12 de septiembre) y desde que asumió hace poco más de dos meses el secretario de Comercio, Roberto Feletti, el Capitán Frío ganó protagonismo y avanzó en el trazado de políticas económicas que no son compartidas por el resto del equipo económico, como el polémico congelamiento de precios que llegó con la promesa de bajar la inflación de noviembre. A horas de cerrar el mes, otra promesa que quedará trunca.

Puestas así las cuentas, ya no es únicamente el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien carga con los cascotes sobre sus espaldas. Es más, un dato que repiten en el Gobierno ensancha los hombres del titular del Palacio de Hacienda: la economía crecería esta año cerca del 9% y recuperaría así el desplome del letal 2020.

Esta semana, el ministro de Producción, Matías Kulfas, salió también a ganar el terreno que en otros tiempos cedió. En realidad fue él quien ganó el protagonismo de haber cruzado al ala cristinista del equipo económico cuando le cuestionó públicamente al Capitán Frío sus dichos en torno a la posibilidad de subir las retenciones a las exportaciones de carne para bajar los precios internos. “Tuvo una actitud que no es la indicada”, le reprochó el titular de Producción, a quien también cuestionaron en varias ocasiones por mirar con optimismo la recuperación sectorial.

Fue Kulfas quien esta vez se cargó el protagonismo de ponerle freno al ala cristinista

Por supuesto para cerrar 2021 falta un largo trecho y las mediciones oficiales se conocerán cuando ya esté en marcha 2022. Pero la pelea política se define ahora. De hecho, un puñado de los empresarios más importantes del país reunidos en el almuerzo del Cicyp, donde disertó el jefe de Gabiente, Juan Manzur, el jueves pasado, admitieron en el coqueto vip del Hotel Alvear que se está produciendo más.

De todos modos, uno de los empresarios más poderosos del petróleo le transmitió en persona al ministro del Interior, Wado de Pedro (quien acompañó al jefe de Gabinete junto a Gustavo Beliz) la necesidad de concretar el acuerdo con el FMI y de dar previsibilidad a la economía.

En lo que se refiere al acuerdo con el FMI, crecen las ansiedades porque se acerca la fecha que el propio Presidente le puso al envío al Congreso del preacuerdo con el organismo internacional de crédito. Por estos días asoma más inquieto por los plazos del presidente del Banco Central, Miguel Pesce que el mismísimo Guzmán.

La ansiedad no suele ser buena consejera y esta vez le jugó en contra a Pesce, quien salió a hablar de los plazos y las tasas que debería contemplar el acuerdo y, en el mismo día, debió corregirse y señalar que su intención había sido referirse al G20 y no en particular al país.

Fue una semana difícil para el BCRA, que se ganó también las miradas por el freno a la compra en cuotas con tarjetas de crédito para los viajes al exterior.

“Mejor no hablar de ciertas cosas”, definieron parafraseando a los Redonditos de Ricota en Hacienda cuando se los consultó por la tórrida semana (no solo en cuestiones climáticas). “Es una relación especial”, definieron en la calle Reconquista el vínculo de convivencia con el Palacio de Hacienda.