Las cuotas mínimas de pantalla para producciones nacionales y locales, las limitaciones a la publicidad extranjera y los impedimentos para realizar transmisiones en cadena establecidas por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, prometen hacer resplandecer a una nueva galaxia de pequeñas y medianas productoras de contenidos en el interior del país y conseguir mayor cantidad de negocios para las existentes.
Sin embargo, de acuerdo con las consultas que realizó PERFIL a especialistas en el negocio de medios y entre ejecutivos del sector, su aparición no se producirá de la noche a la mañana y, en la medida que la torta publicitaria no crezca, no se podrá garantizar programación de alta calidad.
La nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual establece cuotas mínimas de programación nacional y propia para radios y canales de televisión abierta, que junto a la prensa gráfica, la TV por cable e Internet, diputan una torta publicitaria valuada en $7.500 millones para este año, de la cual deben participar para poder financiar los nuevos esquemas de producción.
A esto hay que sumar la potencial irrupción de organizaciones no comerciales, que el nuevo marco regulatorio habilita, como gremios, iglesias y ONGs para las que se reservó un tercio del espectro radioeléctrico.
Lea la nota completa en la edición de hoy del Diario Perfil.