Abandonada por los planes gubernamentales y los bancos que realizan ofertas hipotecarias tradicionales, que incluyen sólo a los que tienen los ingresos más altos, la clase media encontró alternativas para llegar al sueño del techo propio. Complicadas ingenierías financieras que incluyen a familiares y amigos, invertir en fideicomisos para participar en construcciones al costo son algunas de esas salidas, mientras sólo 5% de las transacciones inmobiliarias se realizan con créditos hipotecarios.
También surgen tímidamente algunas oportunidades no convencionales a través de iniciativas privadas. Con mayor cantidad de terrenos disponibles a menor precio que en los alrededores de la Ciudad de Buenos Aires, en las provincias y a partir del tercer cordón del Gran Buenos Aires surge una posibilidad que es un boom: la casa prefabricada.
Con un salto de calidad reciente, las viviendas premoldeadas disfrutan de un crecimiento que ronda el 30% anual.
“Para la gente es muy difícil acceder por las tasas y el valor altísimo de las propiedades en Buenos Aires, que luego se traslada a las cuotas y al ingreso que uno debe justificar”, dice Néstor Walenten, presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina.
Según las estadísticas de la entidad, la mitad del 95% de las transacciones inmobiliarias que son financiadas con créditos hipotecarios son realizadas por inversores que compran propiedades para generar ingresos a través de la renta o preservar el valor de sus ahorros en ladrillos.
Continúe leyendo esta nota en la edición impresa del diario PERFIL.