Guadalupe es argentina y viene a visitar a su hermana que se casó con un griego y vive en Atenas. “Cuando hablábamos por teléfono y ella se quejaba, yo solía retrucarle que no le había tocado vivir el año 2001. Pero ahora veo lo que está pasando y es durísimo”. En su estadía deberá dedicar más tiempo a hacer de sostén emocional que a los recorridos turísticos, pero tiene una ventaja: es casi la única que tiene cómo llegar a destino, ya que su cuñado fue a recibirla al aeropuerto.
Los demás tenemos menos suerte. La huelga de transporte es total. No funciona el subterráneo ni circulan taxis ni colectivos. La única manera de llegar a Atenas es mediante un ómnibus especial que hace un recorrido sin escalas hasta llegar a la plaza Sintagma, frente al Parlamento.
Este escenario ha sido el epicentro de recurrentes protestas desde que el primer ministro Papandreou anunciara, en mayo de 2010, uno de los tantos ajustes fiscales que Grecia viene implementando a cambio de ayuda financiera por parte de la Unión Europea y el FMI para no caer en cesación de pagos.
En este tiempo, Sintagma fue testigo de manifestaciones de más de 200 mil personas; de cinco semanas continuas de ocupación; de severos choques con la Policía y evacuación de los hoteles cercanos (algo que no ocurría desde 1944 cuando comenzó la guerra civil); de batallas de gases lacrimógenos contra piedras y bombas molotov. Centenares de manifestantes resultaron heridos y tres empleados murieron cuando el banco en el que trabajaban fue incendiado.
Sin embargo, por estos días que parecen querer extender el verano que recién termina, la plaza está llamativamente tranquila. En especial, teniendo en cuenta los nuevos recortes presupuestarios anunciados el pasado miércoles. Alrededor de 30 mil empleados públicos serán suspendidos en sus tareas: cobrarán el 60% de su salario por un año hasta que se les encuentre otra actividad o se los despida. Se reducirá en 150 mil puestos la plantilla del sector público antes de 2015 (lo que se agrega al recorte de 200 mil ya efectuado en los últimos dos años), y el resto verá su salario rebajado el 15%.
Las jubilaciones tampoco se salvan: quienes cobran más de 1.200 euros mensuales sufrirán un recorte del 20% en sus haberes, que se eleva al 40% en el caso de los menores de 55 años. Y hay novedades impositivas: se prorroga por dos años más un impuesto inmobiliario que se suponía temporal y se baja a 5 mil euros anuales el mínimo no imponible para el impuesto a las ganancias. Dado que en Grecia hay aguinaldo doble, ahora deberá tributar todo aquel con ingresos superiores a los 400 euros mensuales (que confieren un poder de compra equivalente a alrededor de $ 1.500 en la Argentina).
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* Desde Atenas