Máximo kirchner prefirió conservar el perfil de moderado y conciliador con el que llegó a la política. Los dirigentes que lo tratan suelen diferenciar su personalidad de la de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, y destacan la disposición al diálogo. Por esto, este martes por la noche decidió dejar una batalla detrás: no habrá cambios en el proyecto del Aporte Solidario y Extraordinario. No solo pesó el apoyo que amagaron con quitar los bloques aliados, sino también una charla de último momento con Martín Guzmán.
El oficialismo comandado por Máximo Kirchner había planteado la necesidad de continuar con la ayuda implementada durante la pandemia y, en concreto, solicitó que el Ingreso Familiar de Emergencia tenga una cuota más.
Los llamados de Máximo K. detrás de la aprobación del impuesto a la riqueza
Esto alertó a distintos bloques aliados que habían garantizado su apoyo y le hicieron llegar al oficialismo que podían bajar su mano en la votación. El bloque del Frente de Todos se había garantizado no solo el voto de legisladores que suelen acompañar los proyectos del Ejecutivo, sino que hasta último momento negoció también el acompañamiento de legisladores de Juntos por el Cambio.
Kirchner debió elegir: modificar el proyecto en el recinto para destinar fondos al IFE y perder votos o conseguir una votación con las más de 129 bancas necesarias.
Por la noche y con varias horas de sesión ya transcurridas, el ministro de Economía, Martín Guzmán pisó la Cámara de Diputados. El diálogo con este funcionario influyó en el cambio de planes. El ministro llegó para apoyar el proyecto pero le detalló que la ayuda llegará a los sectores más postergados a través del aumento de partidas para otros planes que controla el ministerio de Desarrollo Social.
Impuesto a la riqueza: los puntos clave del proyecto que debate Diputados
En caso de ser aprobado, se trata de una recaudación de 307.000 millones de pesos extras. El proyecto que llegó al recinto tiene como destino comprar equipamiento de salud, apoyar a las pymes con subsidios y créditos, urbanizar los barrios populares, equipar a YPF para la producción de gas natural y financiar un relanzamiento del plan Progresar.
Dos semanas atrás, el kirchnerismo comenzó a evaluar la posibilidad de destinar parte de ese dinero a uno de los programas que desde la Casa Rosada se quiso poner fin. La eliminación del IFE que llegó a casi 9 millones de personas no fue bien vista desde el oficialismo del Congreso.
“Si no tienen plata para el IFE, nosotros se lo vamos a resolver”, dijo uno de los diputados que llevó la propuesta. Sin embargo, Máximo Kirchner decidió privilegiar una construcción política que con la aprobación de este proyecto da un paso más. Mantendrá así el perfil moderado y conciliador con el que buscará avanzar casilleros en el futuro del Frente de Todos.
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