Mientras que para los que se fueron de veraneo, el sol y la falta de lluvias brindaron una temporada formidable, sobre todo, en la costa, en el campo las cosas se complican.
Esta semana, la Bolsa de Comercio de Rosario redujo de 52 millones de toneladas a 48 millones su estimación de la cosecha de maíz, y de 45 millones a 40 millones, la de soja.
En medio de este panorama, Confederaciones Rurales Argentina (CRA) le pidió al gobierno nacional que declare la emergencia agropecuaria ante la sequía que pone en riesgo la cosecha de maíz y de soja, y los incendios en distintos campos ante la falta de lluvia.
“La sequía viene golpeando en todas las regiones del país. Corrientes tampoco es la excepción y hay incendios, por un lado y los maíces muy secos. Acompañamos a los productores agropecuarios y solicitamos la emergencia agropecuaria nacional”, destacó CRA.
También la Sociedad Rural Argentina (SRA) salió al cruce de esta situación al afirmar que “sin pronóstico de lluvias cercano peligra la recta final de siembra de soja y maíz”.
Estos pedidos no alcanzaron para que se declare la emergencia, pero sí para que el ministro de Agricultura y Ganadería, Julián Domínguez, se reuniera con el Jefe de Gabinete, Juan Manzur para advertirle sobre la caída de la producción, y por ende, de las exportaciones.
“Le vine a traer un informe con la necesidad de ampliar y poner operativo el Fondo de Emergencia Nacional para dar respuesta a los reclamos que tienen los productores y a la necesidad de acompañarlos en este momento de dificultades”, dijo Domínguez en la Casa Rosada.
Desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires apuntaron a que el maíz temprano sembrado en Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires “está en una situación muy delicada: en la franja este del país se confirman pérdidas de rindes que van del 20 al 40%”.
Durante este año “no habrá rindes de 140 qq/ha como muchos alcanzaron” durante el 2021, explican los técnicos.
Por su parte, la condición de la soja “requiere entre 50 a 80 mm más de agua para que no pierda potencial de rinde; y en las zonas menos beneficiadas por las lluvias, el desmejoramiento continúa”.
Estos cultivos, y sus derivados, aportan alrededor de US$ 29 mil millones en exportaciones, casi la mitad de lo facturado por ventas al exterior.
“Esos cálculos fueron hechos a fines del año pasado, pero ahora la situación es otra”, explicó a PERFIL, Marta Nahmías, de Agrícola Ascensión.
Las lluvias previstas para esta semana “pueden ayudar a que no se siga perdiendo lo que está floreciendo, pero lo que ya está caído, no habrá forma de que se recupere”, explicó Nahmías quien aventuró que “si cosechar lo que queda no es rentable, habrá que pensar en dejarlo para quien quiera alimentar ganado”.
La falta de lluvia también afecta al río Paraná, con niveles de agua que no se habían visto en la región del Litoral desde mediados del siglo pasado e impacta en los precios de los fletes. En Rosario la situación de la última medición hecha por Prefectura marcó -0,43 centímetros en el hidrómetro del puerto local, el menor nivel registrado desde 1969, hace 53 años.
En un año normal, el Paraná debería tener en Rosario una altura de 3,50 metros para esta época. Estas mediciones vuelven a reflotar el peor escenario: que esta bajante se empareje con la de 1944, la más severa desde que hay registros.
Por todo esto, los barcos deben alejarse de los puertos y ser cargados a través de barcazas de poco calado, para ir llenando las bodegas de los buques, lo que encarece hasta un 30% el flete, dijeron fuentes del sector.