La imponencia de la Casa Lancaster, palacio estilo francés del siglo XVII a metros de Buckingham Palace, era testigo de un debate entre los países de América latina que encararon una alianza para negociar con Asia: Chile, Perú, Colombia y México. El encuentro tuvo dos presencias estelares, la del canciller de Chile, Alfredo Moreno, y la del encargado del Foreign Office para la región, Hugo Swire. Convocado por Financial Times, la iniciativa buscaba debatir los mejores modos de la integración. La conveniencia de sumar a Brasil, en tanto séptima economía mundial, merodeó las discusiones. ¿La Argentina? Un poco, cuando en la discusión uno de los doscientos empresarios se quejaban de la recepción que tenían en países como el nuestro. ¿Será que los países atlánticos son menos liberales que los del Pacífico?, preguntó uno.
Al cabo del encuentro John Paul Rathbone, editor de América latina de Financial Times, que vivió varios años en la Argentina, preguntó a un grupo de periodistas que visitó Londres por invitación de la Embajada del Reino Unido, su opinión acerca de los cambios de gabinete recientes. Ese mismo día había comenzado la segunda ola de saqueos, después del inicio en Córdoba tras el paro policial. Hasta entonces, lo que preguntaba John Paul apuntaba a lo que había leído y que le permitía afirmar, decía, que el país podría aprovechar su “potential”, su potencialidad condicionada. Si hace deberes, tendrá un futuro venturoso. Los argies sonreímos, y comentamos en voz alta, socarronamente: “Argentina potential”, en alusión al sueño de los años ‘70, de la mano del peronismo y luego de los militares, de disputar un lugar en el ranking del desarrollo de las naciones, el de una “Argentina Potencia”.
Buscando para este artículo, me encontré con un título de Roberto Noble, el fundador de Clarín, que se llama “Argentina potencia mundial”. Se editó en 1960 y compiló editoriales de Clarín. Lo cierto es que el de la “Argentina potential” es un concepto que, a cada paso, es posible encontrar entre economistas y políticos, al menos en este momento en Reino Unido.
El jefe de economistas para América latina de un gran banco europeo, que trabaja en Nueva York y conoce como pocos el paño de la Argentina, lo expresa así: “Cuando ya estaba todo ensayado, este gobierno quiso probar todo de nuevo. No se resuelven las cosas necesarias y de sentido común. Cuando una empresa decide una inversión, quiere hacerlo donde tiene potencial de crecer. Cuando preguntan por la Argentina, se encuentra conque los gerentes le indican que no les dejan remitir utilidades, que hay múltiples dólares o que no pueden importar insumos. La tachan. Pero, al mismo tiempo, existe algo así como un “efecto Colombia”. Allí, cuando empezaron a aflojar los ataques de la guerrilla, empezaron a llover inversiones. En la Argentina va a pasar lo mismo. En algún momento, van a entrar miles de millones de dólares, porque la situación actual no se corresponde con sus precios y su capacidad de crecimiento”. La Argentina “potential” en acto.